TAtyer he vuelto a recordar los versos de Machado (Antonio ) "Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios: / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón". Estamos donde estábamos. Después de treinta años de transición (se sobreentiende, de la dictadura a la democracia) ya deberíamos haber llegado a ésta, pero, por lo visto, en cierta medida, hemos estado en un ilusorio piétinement sur le place . Creíamos haber avanzado y resulta que no nos hemos movido. Persiste, en el terreno de lo ideológico, una España Citerior y una España Ulterior. Y aunque los dos hermanos Machado ya están en el más allá, sigue habiendo un Machado "ultra", franquista, y otro que no lo fue. El primero celebró en verso a Franco ; el segundo, a Líster .

La condena del franquismo en el memorable y memotécnico (perdón, mnemotécnico) 20-N-02 fue, por parte del PP, pura pantomima, puro trámite. Era la prueba del algodón que la izquierda, entonces en la oposición, hacía al PP entonces en el gobierno. Si éste no condena, se delata como totalitarista y antidemocrático. Pues democracia y dictadura son incompatibles. Hubo que pasar por el aro. No obstante, la condena estuvo condicionada: condenamos si no insistís en que volvamos a condenar. Puesto que estamos en el poder y el poder nos lo ha otorgado la democracia, condenamos la dictadura porque podemos. Cuando no podamos, esto es, cuando no gobernemos, no condenaremos.

Además, una cosa es el parlamento español y otra el parlamento europeo. En este tenemos correligionarios de fuera que no deben ser defraudados. Por ejemplo, ese buen chico de Polonia: Maciek (qué majo) Recuerdo -extraña asociación de ideas- aquella canción polaca de las "Canciones de Europa" que cantábamos en el Seminario: "Pasa Maciek, paseando con bastón. / Canta por lo bajo dana, dana, don./ Aquel que lo importuna tiene la buena fortuna / de una bastonada...nada...nada...nada".

Nuestro Maciek nacional no condena el franquismo porque, entre otras cosas buenas, "frenó el totalitarismo comunista en expansión". Claro, a costa de implantar el totalitarismo fascista ¡no te jo...roba! Ya sólo falta esgrimir los viejos tópicos: Frente a la matanza de Badajoz, la de Paracuellos; frente a las cárceles franquistas, las checas, los bolcheviques, la quema de iglesias y conventos, las matanzas de religiosos. O las consabidas argumentaciones de Mao (digo Moa ) sobre el comienzo de la Guerra Civil, en 1934, y de la destrucción de la República por los republicanos. Lo del 18 de julio del 36 no fue más que la respuesta legítima de la España sana a aquellas provocaciones. Faltaría más. Entonces ¿no fue que se dio carta blanca a las derechas para que aniquilasen a sus enemigos políticos?

Pero la condena del franquismo se justifica por lo malo que hizo, que fue mucho más de lo que en artículos recientes se ha aducido como positivo. Si un totalitarismo se conjuró fue a costa de instaurar otro totalitarismo. La presunta dictadura del proletariado se ahuyentó a costa de implantar la dictadura fascista.

La condena del franquismo se basa en que su presunta legitimidad se justificó por una serie de sofismas que deformaron la visión ecuánime de la realidad: se exterminó al pueblo indiscriminadamente, partiendo de unas generalizaciones absolutamente falsas: todos los socialistas eran (o podían ser) potenciales incendiarios, ateos, marxistas, etc. En cambio, todos los fascistas eran patriotas y, si murieron, fue "por Dios y por la Patria". El ejército se levantó para salvaguardar esa "patria" que lo era más bien de unos pocos, porque eran minoría. La guerra fue una "cruzada" y, los rebeldes, no quienes la promovieron, sino los que la padecieron, muriendo, inermes la mayoría, en la retaguardia.

Unos caídos lo fueron "por Dios y por España", y otros fueron los réprobos que en 40 años no merecieron la menor reparación y homenaje. Y ahora, tras 30 años de democracia (¿o de transición?) cuando se intenta reparar este olvido y esta deuda pendiente, resulta que los que tratan de hacerlo son tachados de revanchistas, necrófilos, exhumadores de huesos. Y todo por querer enmendar aquella arbitrariedad que honraba a unos caídos y condenaba al olvido a otros. Para impedir que con las víctimas de aquella contienda se cumpliese la profecía del salmista: "et exultabunt ossa humiliata" (se alborozarán los huesos humillados)

Claro que "alborozarán" suena a "alborotarán". Sólo faltaba eso: que se alborotasen los socialistas en sus huesas y en sus huesos. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

*Profesor de Historia de la Uex