Asombra leer cartas como la recientemente publicada en este periódico por el tutor de un curso de la ESO de Jaraíz de la Vera (Juan Carlos López Santiago) acerca de la labor de los profesionales de la orientación en la enseñanza.

En la actualidad trabajo como Profesor Técnico de Servicios a la Comunidad en un Equipo de Orientación, si bien en mi calidad de profesor de Formación Profesional he impartido clase a alumnos de Educación Especial durante varios años. En mi caso he de decir que la ayuda y la orientación de la orientadora del centro fueron esenciales y decisivas para el desarrollo adecuado de mi alumnado. Por supuesto, como bien dice el compañero Juan Carlos, aquí nadie es imprescindible, pero él parece arrogarse de la competencia profesional de saber evaluar las capacidades y hacer el pertinente diagnóstico de los alumnos que presentan algún tipo de necesidad especial, tarea que compete principalmente a los orientadores del centro, no por una cuestión de "relleno", como él afirma, sino por su formación científica como licenciados en psicopedagogía o psicología.

Lamento que la experiencia personal de Juan Carlos con sus compañeros del Departamento de Orientación haya sido tan desafortunada y me solidarizo con los mismos. En su seguramente más que valiosa labor tutorial Juan Carlos debe atender a un grupo de alumnos; en el caso del Departamento de Orientación (dos personas) debe atender a todo el centro, incluido el grupo de Juan Carlos. El problema de la ratio sobresaturada es común a todos los sectores y etapas de la enseñanza, lo cual perjudica claramente a una educación de calidad (el caso más flagrante acontece en Educación Infantil, con 25 niños por aula). Es de entender que la cooperación entre todos los que trabajamos en esto de la educación y la comprensión mutua sobre nuestras propias limitaciones -nadie es perfecto- supla, por el momento, tales carencias, a pesar de que haya compañeros, como Juan Carlos, que crean que los demás somos "prescindibles y superfluos".

José M. Alvarez Rodríguez **

Montijo