El Oscar de Penélope Cruz es la culminación del exitoso trabajo de un grupo de cineastas españoles que, al igual que han hecho otros jóvenes españoles en otras profesiones, se han han sacudido los complejos que durante interminables décadas nos han venido acompañando a sucesivas generaciones y, tomándose absolutamente en serio su trabajo, han convertido sus sueños en realidad. Entre los españoles oscarizados están Juan de la Cierva, Gil Parrondo, Antonio Mateos, Antonio Cánovas del Castillo, Luis Buñuel y Néstor Almendros, pertenecientes al grupo de personajes míticos que irradiaban su luz fuera de nuestras fronteras, pero que aquí pasaban inadvertidos o, peor aún, eran repudiados por rojos, bohemios, excéntricos o librepensadores. Posiblemente, las tres películas emblemáticas de la transición fueron Asignatura pendiente , Opera prima y Tigres de papel . Las tres películas son un fresco retrato de la sociedad española que acababa de sobrevivir a la agonía del franquismo y se abría al mundo, con una inusitada euforia por vivir cada momento de la vida en libertad. Además, esas emblemáticas cintas supusieron para la juventud una auténtica catarsis. España está de moda. Los autores de Asignatura pendiente y Opera prima , José Luis Garci y Fernando Trueba, fueron los primeros en conquistar Hollywood. Tras ellos, Almodóvar, Alejandro Amenábar, David Martí, Montse Ribé, Pilar Revuelta, Víctor González, Javier Bardem y ahora Pe. Para mí, la nueva versión de la maravillosa Audrey Hepburn.

Mario López Sellés **

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