Soy madre de un alumno de primer curso de Infantil del colegio Miguel de Cervantes de Mérida que, como muchos otros padres, se siente engañada por nuestra administración educativa. Nos aseguraron, al solicitar plaza por primera vez en el colegio, que dispondríamos de aula matinal y comedor para este curso, aunque no dijeron cuándo empezaría ninguno de ellos.

Los padres aún andamos buscando guarderías que den de comer a nuestros hijos, pidiendo a los abuelos (los que, por suerte, los tienen cerca) que se encarguen de los niños, algunos padres se ven obligados a solicitar una reducción de su jornada laboral hasta que la situación del comedor se arregle. ¿Es esta la conciliación de la que hablan?, ¿quién nos paga todos estos gastos? La dirección del centro lleva pidiendo hace dos semanas la instalación de un extractor de humos, ¿tan difícil resulta?

Por cierto, cuando al fin tengamos comedor y para terminar de conciliarnos con nuestro trabajo, deberemos hacer cola en el banco una vez al mes para pagarlo con el modelo 50. Eso sí, seguro que ustedes son, por una vez, puntuales en la fecha de cierre del comedor: el último día de mayo (en junio los niños no tienen por qué hacer las tres comidas diarias, con dos ya les vale).

¡Ah! Y perdonen la ironía pero a estas alturas ya no me sale otra cosa.

M. Angeles Morales Gómez **

Mérida