WEw l acatamiento de la izquierda aberzale de las condiciones puestas por el juez Garzón para que pudiera celebrarse el acto convocado ayer en Barakaldo es un elemento no menor a tener en cuenta, aunque ni mucho menos definitivo para tomar la temperatura del cambio en el independentismo vasco. Y no lo es porque el mitin de ayer contuvo alguno de los ingredientes que hacen poco menos que inviable la normalización política de los herederos de Batasuna. En este sentido, fue esclarecedora la aportación de Pernando Barrena, que estableció que el entorno aberzale no aceptará "nada por debajo de la territorialidad --referencia a Navarra-- y la autodeterminación". Para que se vislumbrara algún indicio de que la izquierda aberzale está dispuesta a hacer política sin reservas mentales, tan importante como que no se haya hecho referencia a las siglas ASB desde la tribuna de oradores, por exigencia judicial, lo hubiese sido oír un juicio crítico sobre los etarras detenidos en los últimos días o al descubrimiento de material destinado a perpetrar atentados. Una vez más, los dirigentes aberzales han dejado pasar una ocasión inmejorable para que se produjera un gesto inequívoco en la dirección adecuada y esperada por los ciudadanos. De las actitudes de los oradores de Barakaldo para que se celebrara el acto cabe decir lo mismo --no es casualidad-- que de los estatutos de ASB: constituyen un cambio apreciable, pero insuficiente. Ahora como entonces hay que subrayar que el Gobierno y los jueces, en el ámbito de sus competencias, no pueden dar por buena una aceptación incompleta o sesgada de las leyes.