El hundimiento de una gabarra cargada de fuel en Algeciras confirma la legitimidad de la protesta hecha pocas horas antes por varios miembros de Greenpeace en aguas gibraltareñas, en un gesto reprimido con una contundencia abusiva por las autoridades del Peñón. Los ecologistas denunciaban los riesgos de los numerosos petroleros que operan en la zona sin adoptar las precauciones más elementales. En los tres últimos años hemos tenido cerca de medio centenar de vertidos contaminantes en la bahía de Algeciras. Ante esas cifras, que nadie hable de accidentes . Hablemos, en cambio, de la mentalidad delincuente de muchos capitanes de barco, de la permisividad intolerable de las autoridades, y de la ausencia de planes de actuación y de medios de intervención inmediata para cuando existen problemas.

Gran Bretaña debe explicar por qué permite que Gibraltar acepte delincuentes ecológicos que ya no tolera el resto de la UE. Pero España sabe también que entre los desaprensivos que operan en Algeciras hay empresarios españoles que se aprovechan de la ambigüedad territorial para hacer negocio ahorrándose las medidas de seguridad imprescindibles para evitar la contaminación marina.