Aún con las calles extremeñas llenas de rosas rojas y corazones en los escaparates, todavía en algunas casas las pelucas y disfraces encima de la mesa, y mientras comenzaba la Cuaresma, otra vez Mariano Rajoy y su gobierno del Partido Popular nos dijo a los extremeños no, no nos quiere.

No sabremos los motivos de tanto rechazo o de tanta indiferencia, si son motivados o simplemente, como no hay roce, no hay cariño. Nunca pasa por aquí.

La semana pasada en el Asamblea de Extremadura su propio partido, el Grupo Popular, le reprochaba al presidente de la Junta de Extremadura su queja incesante al Gobierno de España, pero, ¿qué hacer tanto desprecio a una comunidad de la que eres presidente? ¿No es legítimo el reproche ante tantos gestos de desprecio ante una región tan leal con el Estado?

Los extremeños somos conscientes de que en Extremadura se invierten 300 millones de euros menos desde que gobierna el Partido Popular, durante siete años consecutivos nos ha ido recortando, somos conscientes de que mientras esto ocurría el año pasado en la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado premió a Cataluña y País Vasco con 4.000 millones de euros.

Somos conscientes que ante la mayor movilización y concentración de extremeños por un tren digno en nuestra región siguen los retrasos, somos conscientes de la negativa del Plan de Empleo Especial en la que se rechazaba uno de los programas destinados a los jóvenes.

Somos conscientes del veto al cava extremeño, somos conscientes de tanto... que ante la nueva negativa del Gobierno de España de creer y crecer en Extremadura no se si nos llega a sorprender o por el contrario es la sensación de más de los mismo.

Ayer supimos que el Ministerio de Agricultura no financiará el proyecto de regadío de Tierra de Barros, ¿nos quejamos? ¿nos callamos?

Resuena a otras épocas donde el Estado apostaba decididamente por unas zonas sobre otras y los equilibrios poco importaban.

No se trata de quejarnos una y otra vez, no se trata de que llenemos la plaza de España y miren hacia otro lado, se trata de que todos los españoles somos iguales ante la Constitución, no es queja es igualdad. Simplemente, solamente y sinceramente igualdad.

Esta región seguirá en su lucha, en su día a día, la Junta de Extremadura continuará buscando la estabilidad, el equilibrio para conseguir una tierra que genere proyectos, trabajo, vida.