WEwl Instituto Nacional de Meteorología y el Ministerio de Medio Ambiente alertan de que 2006 será un año de sequía, como lo ha sido el 2005. Un año seco tras otro año seco significa que los problemas derivados de la falta de agua se pueden multiplicar, como ya es fácil deducir con sólo observar la situación actual de algunos de los pantanos extremeños, que se encuentran al 20% de su capacidad.

Ya se ha acuñado la idea, que es generalmente compartida, de que los problemas de la sequía se arreglan en invierno. Ahora estamos en invierno. Ahora estamos, por tanto, a tiempo de tomar algunas medidas para atenuar esos previsibles y devastadores efectos que para una región agrícola y ganadera como Extremadura significa la falta de agua. A los agricultores y ganaderos les cabe la responsabilidad de asegurar sus cosechas porque es la única forma no sólo de poder resarcirse en parte de los daños, sino de que no tengan necesidad de pedir la solidaridad del conjunto de la sociedad mediante ayudas públicas sobrevenidas por la sequía. Y a las administraciones les cabe adecuar las infraestructuras para que no haya derroche de recursos y lograr que los seguros agrarios respondan a las necesidades de los agricultores y ganaderos.