WEwl Partido Popular dio ayer otro portazo al proceso de paz en Euskadi al sumarse a la manifestación convocada en Madrid por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que consagró su función de correa de transmisión de los populares. Y resucitó las dudas --dudas solo para la derecha extrema-- acerca de la autoría de los sangrientos atentados del 11-M --casi 200 muertos--, como si la mano de la banda terrrorista ETA estuviese tras ellos, algo que descartan todos los servicios secretos.

Si hasta la fecha la manipulación del dolor llevada a cabo por el PP persiguió desgastar al Gobierno de Zapatero , ahora quiere dinamitar la vía para acabar con el terrorismo al presentar cualquier transacción como una traición a las víctimas. Pero el Partido Popular sabe por experiencia propia --los contactos de José María Aznar con ETA en 1998-- que no es posible acabar con la violencia sin la flexibilidad que solo las democracias son capaces de poner en práctica con sus enemigos. Ni hace falta dividir a las asociaciones de víctimas ni lograr la claudicación incondicional de nadie para que se respeten la memoria y la dignidad de los muertos, se haga justicia y prevalezca la verdad como pidieron los manifestantes.