TMti buen amigo Fernández Cabezudo, Pepe, el hombre que en Badajoz fue el primero que se manifestó contra el terrorismo y se quedó solo con su santa llevando el faldón, está que echa las muelas y con razón.

Sucedió que en la noche del 1 al 2 de junio estaba junto a su perro sentado en la puerta de su chalet en Río Caya, una urbanización cercana a la Raya y cabe Campomayor, cuando un foco de luz se les acercó de imprevisto, haciendo saltar al perro descompuesto entre ladridos y llamando a su mujer, que quedó enmudecida y paralizada ante el fenómeno, que trató de inmortalizar en una fotografía de haber encontrado la cámara en ese momento.

Después llegó el Calvario. Ni él ni su mujer pudieron conciliar el sueño esa noche, y consciente de mi carácter eutópico, como las balas se presentó a verme y contarme el suceso. Bien.

De todos es sabido la mala prensa que siempre tuvieron los ovnis, así como el motor de agua, aunque no se puede decir lo mismo de las apariciones de vírgenes como la de Fátima, o la de Bótoa, que hoy llevan tras de ellas millares de peregrinos dándose golpes de pecho y algunos con un grado de alcoholemia elevado. Pero decir que has visto un ovni, mueve a la rechifla y al cachondeo y en esta situación está mi amigo Pepe, que llamó a la base aérea y pidió que le pusieran con la torre de control. No le dejaron ni siquiera iniciar la historia y le colgaron el teléfono.

Volvió a llamar y al iniciar la historia y decir la hora de la aparición, 00.30 de la madrugada, le respondieron que a esa hora está cerrado el radar. ¿Está claro?

*Escritor