WAw yer tuvo lugar en el Ayuntamiento de Cáceres la primera reunión entre la alcaldesa, Carmen Heras, y el portavoz del principal grupo de la oposición, Javier Castellano, con el fin de perfilar los contenidos del pacto institucional que Heras había propuesto a Castellano hace dos semanas y con el que pretende consensuar asuntos de la vida municipal cuya importancia deberían estar fuera del debate político, como la modernización de la administración, la financiación y, si es posible, hasta el Plan General Municipal.

Con independencia de los resultados que a medio plazo se puedan alcanzar, ahora es preciso valorar la intención. Que una alcaldesa, que gobierna en minoría y con apoyos a veces inestables, haya propuesto al grupo mayoritario del consistorio ponerse a hablar para buscar juntos solución a problemas estructurales de la ciudad es una prueba de inteligencia política. La misma que muestra Castellano, que con su disposición a esos acuerdos hace que se olviden algunas actuaciones que han hecho a muchos ciudadanos dudar de si el PP había perdido el sentido institucional que debe tener todo partido que ha gobernado durante 12 años y que, aunque se encuentra en la oposición, representa al mayor número de votantes de Cáceres.

Los políticos responsables anteponen a su deseos partidistas el interés vecinal. Es seguro que a Heras le gustaría gobernar en solitario y a Castellano ser alcalde con mayoría absoluta. Pero ninguno cumplirá ese deseo en esta legislatura. Lograr, sin embargo, que las grandes decisiones sean acordadas por los que representan al 90% de la ciudadanía se acerca mucho a un gobierno estable, que es lo que necesita Cáceres.