A pesar de su aspecto mefistofélico y de la extraña forma de su cráneo, no tenía ninguna razón para cuestionar la bonhomía personal del señor Ibarretxe . No me agrada su descarada ansia de independencia ni me mola que no se considere de los nuestros mas no dudaba de su credibilidad hasta que he comprobado su mal perder. El espectáculo que está brindando al resto de España con su pataleta, su prepotente ansia de que el PNV siga controlando Euskadi allá donde esté, las denuncias de su partido sobre manipulación del poder judicial, metiendo a Garzón, Bermejo , las cacerías y la expulsión de ETA de las instituciones en el mismo saco o la calificación de pacto contra natura al que es sólo contra PNV, como si la naturaleza de las cosas y el PNV fueran una identidad divina repleta de majestad y razón justifican mi cambio de criterio. Dicen los que le conocen que es hombre austero, honrado y trabajador, pero ¿quién sino él y su gobierno son los responsables de haber hecho a los vascos algo más antipáticos para el resto de los españoles, de una política lingüística disparatada, de la lucha de las banderas, del muro de la vergüenza de Mondragón, de que su policía tenga que actuar con la cara cubierta como unos forajidos y de crear un clima de temor gracias al cual, después de un asesinato más, el de Azpeitia, los compañeros del muerto prefieren seguir jugando la partida habitual antes que acudir al duelo por un amigo? Su calculada ambigüedad ante los abertzales violentos es el mago que ha conseguido ese pacto contra natura del que ahora se lamenta. Y es que, señor Ibarretxe, los muertos unen mucho. Elimine el victimismo y el rictus amargo de su cara aunque Basagoiti y López consigan ponerse de acuerdo y, si es así, acostúmbrese a la oposición, reconozca que le han ganado y que no es el fin del mundo. Y no mienta, porque la izquierda abertzale sí está representada en el Parlamento vasco. Aralar lo es. Los partidos de la muerte esta vez no podrán apoyarle y si usted pasa a la oposición, quizá Euskadi sea un poco más libre y los españoles también.