WEw l Parlamento regional vivió ayer una sesión de las consideradas ´históricas´ al aprobar por unanimidad el Pacto Social y Político de Reformas, a cuya presentación se había comprometido el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, en el debate sobre el estado de la región del pasado año. Todos los firmantes del pacto --PSOE, PP, los sindicatos CCOO y UGT y la patronal Creex-- han echado mano de calificativos enfáticos para expresar la importancia de lo aprobado ayer en la Asamblea. Incluso el portavoz socialista, Ignacio Sánchez Amor, equiparó el apoyo del PP al Pacto con el dado por este mismo partido al texto de reforma del Estatuto de Autonomía.

Más allá de los adjetivos de los suscriptores, el contenido del documento acordado es sustantivo y pocas veces se habrá sometido a la consideración de los parlamentarios regionales un texto de tan largas aspiraciones, puesto que pretende, nada menos, que modificar la estructura económica de la región, sentar las bases de la nueva economía y configurar un pacto social y político para los próximos lustros; en definitiva, busca reorientar el rumbo de la región, incidiendo en los sistemas productivos, en el mercado laboral, en la educación, en la gestión de los recursos naturales, en la estructura administrativa regional... y todo ello señalando los sectores estratégicos y comprometiéndose a hacerlo observando principios y valores que, aunque a los responsables políticos se les supone, no es ocioso recordar.

Por otro lado, el acuerdo, con independencia de su contenido, proyecta hacia la sociedad un mensaje que --particularmente en los tiempos inciertos que corren--, es saludable y un ejemplo a seguir en otras partes de España y en otros ámbitos de la Administración: los partidos políticos y los agentes sociales son capaces de encontrar un espacio común, tan reclamado por los ciudadanos a quienes dirigen las instituciones. En este sentido, es sobre todo valorable la posición del PP, que de una actitud recelosa, manifestada el pasado noviembre cuando el presidente de la Junta dio a conocer el contenido del texto que había acordado con sindicatos y patronal y que ha sido previo a su discusión en la Asamblea y a las aportaciones de los ciudadanos, ha pasado a una posición de compromiso con el texto y, como es lógico en la oposición, de vigilancia en su desarrollo.

Por supuesto, queda lo más difícil de esta ´hoja de ruta´: hacer la ruta. Queda el desarrollo de cada capítulo, y queda pendiente también, y eso es un defecto del documento señalado por José Antonio Monago, una reclamación de la Asamblea al Gobierno central para que cumpla con los compromisos que tiene adquiridos en infraestructuras. Esa reclamación hubiera sido especialmente oportuna porque los objetivos del gran pacto aprobado ayer solo se cumplirán si se pone a disposición de Extremadura las herramientas que permitan el cambio de rumbo que pretende.