El presidente del PSC, Pasqual Maragall, reafirma la posibilidad de pactar dentro de cierto tiempo, tras ganar las autonómicas, y si las circunstancias lo aconsejan, con CiU. En respuesta a la incomodidad de la cúpula de su propio partido ante este gesto de sinceridad, el dirigente socialista defiende su propuesta con un cálculo de la relación coste-beneficio. A su juicio, podría atraer a más votantes nacionalistas que aún dudan del grado de catalanismo del PSC que los que perdería en beneficio de otras fuerzas como ICV, que al fin y al cabo acabará confluyendo en la misma mayoría de gobierno. Maragall sigue convirtiendo la campaña municipal en una primera vuelta de las elecciones al Parlamento, pero su tesis también tiene sentido respecto de las elecciones legislativas del año que viene, en las que, si retrocede el PP, CiU tendría la llave para que Zapatero accediese a la Moncloa.

Pero Maragall debe tener en cuenta a quienes creen que una entente PSC-CiU puede no ser la mejor respuesta a 23 años de Pujol y reclaman otras formas de gobernar y una regeneración de las instituciones. Y su movilización es el requisito previo para que Maragall luego esté en situación de decidir.