La Consejería de Educación y las asociaciones de padres Freapa y Concapa han elaborado un documento para fomentar la participación de las familias en el sistema educativo a través de la implicación en el día a día de los centros. El documento contempla la creación de delegados de clase entre los padres y de mediadores de los conflictos en el aula, así como la puesta en marcha de actividades formativas sobre asuntos acerca de los cuales los padres han mostrado preocupación, como el buen uso de internet, la prevención de la violencia machista o el consumo de drogas.

El documento va en la buena dirección: la implicación y el compromiso familiar en el sistema educativo no solo es un síntoma de la buena calidad del mismo, sino una condición necesaria para que lo sea: si mayoritariamente las familias estuvieran atentas y pendientes de la educación de sus hijos el fracaso quedaría reducido al mínimo, como lo demuestra el que apenas exista entre los alumnos cuyos padres están cotidianamente pendientes de su desarrollo escolar.

Alguno de los firmantes del documento han hecho votos para que no se quede en buenas intenciones y tenga resultados. Es también una pretensión bienintencionada, pero la pelota está ahora en el tejado de los padres y de esas asociaciones que los representan porque la implicación no puede imponerse desde la Administración.