Algunas comunidades autónomas pretenden eliminar a partir del próximo año el impuesto de sucesiones. Entre éstas están las del PP y dos de las gobernadas por los socialistas (Andalucía y Aragón). Se trata de un tributo traspasado a las haciendas autonómicas por la Administración central que en la práctica es más simbólico que real si nos atenemos a su relevancia en el total de la recaudación impositiva.

La primera denuncia de que el impuesto de sucesiones está desfasado se hizo hace 10 años. El Gobierno socialista inició su modificación, y el del PP ha propiciado la supresión definitiva, una vez asumido el principio de que heredar la propiedad de bienes de producción o de servicios no es ningún premio en un mundo competitivo como el actual. Sobre todo porque esa propiedad se podía disimular gracias a las facilidades para crear sociedades tenedoras de la propiedad en todo el mundo. Con tanta ventaja, sólo las clases medias han estado pagando el impuesto de sucesiones por heredar la vivienda o el negocio familiar, confundiéndose algunas veces el impuesto de sucesión con el de patrimonio, para el que también algunos piden la supresión. Pero las grandes fortunas deben seguir pagando impuestos por tenerlas.