WEwn Hong Kong se celebra una nueva cumbre de los 149 países de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que intenta, contra todo pronóstico, hacer más libres y más justos los intercambios comerciales. Los precedentes de fracaso de reuniones anteriores --la última, en el 2003, en Cancún-- planean sobre el encuentro. Contribuye a ello el exceso de atención mundial, con la presencia de organizaciones anti de todo signo. Si se producen acuerdos, deberán concretarse más adelante, en las sesiones de la OMC en Ginebra.

Hay interés en hacer ver que la discusión se reduce a si los países desarrollados protegen demasiado a sus agricultores en perjuicio de las exportaciones de los mismos bienes que pueda realizar el Tercer Mundo. La oferta del Norte rico al pobre Sur es reducir las subvenciones a su sector agrario si se le dan más facilidades para extender sus empresas de servicios entre las naciones emergentes. No es una negociación equitativa, y corresponde al bloque occidental --el nuestro, la UE y EEUU-- buscar otros compromisos. Deberían motivarlos el cálculo del Banco Mundial de que aún es posible salvar de la pobreza extrema a 30 millones de personas si se acuerda un comercio sólo un poco más justo.