TEtl Ayuntamiento de Cáceres estaba en quiebra técnica y un concejal decidió solucionar el problema subiendo los impuestos. Cuando dicho concejal devino réprobo, concretó la quiebra en un déficit de doce millones de euros, que el alcalde empeñando su palabra, desmintió. Me veo en este julio abrasado por el calor y el IBI, vecino de una calle céntrica a la que no se le han cambiado las aceras desde que la hicieron, con un seto sin plantas, cagadero y meadero de perros y cuatro moreras, a la entrada de la vivienda, a las que el consistorio niega poda y cuidado a pesar de que los vecinos ni nos comemos las hojas ni nos subimos la sombra a casa; ahora una batería de contenedores de basura se ha cargado la zona de carga y descarga y levantado un muro de desperdicios, al otro lado del cual, habitamos, mientras un nudo de cables sobre nuestras cabezas amenaza con un vecino asado en cualquier momento. El arreón impositivo del IBI obliga al alcalde a acabar con este desastre urbano y a poner la ciudad a la altura de los impuestos, pues no es de recibo crujir los huesos al ciudadano y dejarle en la sordidez. Le he descrito mi calle, por si no sabe por dónde empezar. Eso, o admitir que su palabra sobre el déficit no era tan verdadera.

*Licenciado en Filología