TTteóricamente, si practicamos una lesión determinada y precisa en el córtex cerebral de una paloma, al soltarla, ésta produce los comportamientos permisibles por lo que queda sano de su organismo y por lo que queda intocable de su instinto; a saber, la paloma huye de la fuente agresora conservando el geotropismo negativo ambiental (vuela hacia arriba) haciéndolo mientras describe una perfecta helicoide, siguiendo la orden constante de su timón, orden permanente provocada por la lesión cerebral. Es decir, practica en el cielo una trayectoria parecida a un sacacorchos sin fin; la paloma es incapaz de dejar de volar porque es incapaz de desobedecer a su instinto y es incapaz de modificar la dirección del vuelo porque su cerebro dañado se lo impide. Alcanza entonces la altura suficiente como para morir por rarefacción de oxígeno o simple paralización orgánica debido a temperaturas extremadamente bajas. Me parece éste un ejemplo claro de la tozudez de conductas que puede definir el instinto mezclado con un accidente. Así, la lesión interna, desafecta la otra defensa instintiva de no adentrarse en capas de la Biosfera pobres de oxígeno o afectadas por bajísimas temperaturas.

Las cigüeñas, todas, tienen el mandato instintivo impreso que las hace formar círculos celestes a finales del mes de agosto, preparatorios para iniciar su retorno migratorio al Africa subsahariana; el mismo instinto que las hace remitir a los sitios donde nacieron cuando se acercan los primeros días de febrero.

Dicen que esto viene sucediendo así desde hace muchos cientos de años y entonces, en las escuelas, en las universidades y hasta en las televisiones más listas, los expertos hablan del imperio del instinto.

Que se sepa, no hay por ahí ningún alocado dedicado a lesionar el córtex de las cigüeñas; sin embargo, desde hace pocos años, se constata, cada vez con mayor firmeza, que algunas parejas de cigüeñas, y algunas cigüeñas aisladas, se quedan durante el invierno en nuestras tierras. Convendremos que tales ejemplares desavienen el mandato instintivo sin accidente alguno que lo explique; o al menos sin accidente interno alguno que lo explique.

Termino preguntándome si la permanencia de algunas cigüeñas en nuestro ambiente no pudiera ser y funcionar como un indicador fiable del deterioro ecológico de nuestras tierras.

*Maestro