TCtonste que siempre me ha disgustado la tendencia tan celtibérica de hacer humor a costa de los defectos físicos de los demás. Los chistes y caracterizaciones de sordos, cojos, tartamudos y discapacitados en general (sobre todo en las ancestrales bromas a costa del tonto del pueblo) siempre me han resultado siniestras y los actores que recurren a ellas, patéticos. Mi repulsa, pues, al casposo Un, dos, tres - a leer esta vez , de TVE, que ha recurrido a dos enanos para divertir a su audiencia. Pero de ahí a provocar la supresión del espacio hay mucha distancia; se trata del derecho al trabajo de los actores afectados que, gracias a la defensa de su dignidad, se han quedado sin trabajo. Buena faena les han hecho.

*Director teatral