WEw l Ministerio de Trabajo acaba de hacer pública una estadística sobre el grado de ocupabilidad de las personas que no tienen trabajo que, se mire por donde se mire, es un jarro de agua fría para los desempleados extremeños. Según Trabajo más de la mitad de los que buscan un empleo en la región tienen escasas posibilidades de encontrarlo. Para más inri, Extremadura es la segunda comunidad -solo por detrás de Cataluña- en porcentaje de personas con bajo o muy bajo grado de ocupabilidad. En el extremo opuesto se encuentra Navarra, donde no llega al 30% el grupo de parados que no ve posibilidades de reincorporarse al mercado laboral. Lo que viene a decir el ministerio es que hay zonas en España donde estar parado es una situación más pasajera que en otras. Por desgracia, en Extremadura es una de esas zonas donde estar parado se convierte en una circunstancia más durable.

Si se desciende al detalle, la estadística de Trabajo refleja que los que tienen menos posibilidad de encontrar un empleo son, lógicamente, los parados de larga duración y los que proceden de la industria. Por el contrario, la construcción, agricultura y servicios son sectores con mayor capacidad de absorción de la mano de obra desempleada. El hecho de que los viticultores requieran alrededor de 900 personas para la campaña; de que el Sexpe estima que esa demanda será satisfecha con personas previamente adscritas; y de que este año han disminuido notablemente los campamentos de temporeros, indica que, efectivamente, la agricultura requiere periódicamente de mano de obra, aunque sea temporal, y de que el deterioro del mercado de trabajo ha hecho cambiar las perspectivas de muchos parados extremeños, dado que el año pasado rechazaban ir a la vendimia y este año puede que no lo rechacen. Al menos así lo interpretan los temporeros de los países del Este: el hecho de que no vengan significa que no ven posibilidades de trabajar en las campañas agrícolas.

El análisis sobre ocupabilidad del Ministerio de Trabajo es otra razón más que viene a poner de manifiesto que, como han señalado aquí dirigentes de Comisiones Obreras, el Sexpe tendría que poner todo su empeño en conocer los perfiles de los que buscan empleo a través de él para adecuar lo más posible los demandantes a las ofertas, y que Junta, sindicatos y patronal aciertan cuando afirman que la asignatura pendiente de la economía regional es la industria; y que es la industria -sus posibilidades de empleo- la que podría cambiar la situación postrada del mercado de trabajo en la región. Es preciso que en Extremadura se genere suficiente empleo industrial para que aumenten las posibilidades de trabajar sin salir de la región de decenas de miles de personas que tienen esas expectativas. La polémica en torno a proyectos como la refinería de petróleos tendrían que ser enfocados no solo desde el punto de vista medioambiental, que también y para eso están los análisis de impacto ambiental, sino desde el punto de vista de su capacidad para tirar del empleo y de generar un tejido industrial por el que Extremadura clama.