Ahora que los socialistas están divididos, incluso con dos sedes nacionales en la misma calle (Ferraz 70 y Ferraz 10), lo que indica que se dan o quisieran darse las condiciones para la creación de un partido socialista paralelo al partido oficial, sería una noticia pésima y magnífica --tal cual, pésima y magnífica-- que a los ‘populares’ les ocurriera lo mismo, de ser cierto que el expresidente Aznar vuelve a la política --de la que nunca se ha ido-- y crea un partido paralelo al partido conservador oficial.

Pésima noticia lo sería para el bipartidismo, que se sostiene frágilmente, dependiendo una parte de la otra, en equilibrio, pero que saldrá fortalecido de esta colaboración que se dice mantener en nombre de la gobernabilidad, cuando es solo en nombre de la propia supervivencia.

Y una magnífica noticia lo sería para los partidos ajenos a ese binomio, pues si el bipartidismo se rompe en cuatro --dos partidos socialistas, dos partidos conservadores--, las mayorías políticas desaparecen y el poder de los partidos se equilibraría, para bien de la política y, sobre todo, de los ciudadanos.

Pero solo lo sería, pésima y magnífica noticia, si es verdad la división entre socialistas y entre ‘populares’, cada cual por su lado. Respecto a los socialistas, nada prueba mejor la división que la candidatura de Patxi López para parar a Pedro Sánchez, ya que Sánchez ha proclamado siempre la lealtad de López, llegando a decir: «Sé que donde esté yo estará Patxi y donde esté Patxi estaré yo». Y en el caso de los ‘populares’, la división quedó explicitada cuando en Génova 13 le dieron portazo a las FAES, hartos de que les dirigiera la política o, peor, de que intentara corregírsela.

Por supuesto, unos y otros están en su derecho a intentar alternativas a sus propios partidos, si es por «la voz y el voto de los militantes», como dice Sánchez, o por un «retorno a los orígenes» y acabar una «obra inacabada», como dice Aznar. Pero PSOE y PP harían bien en aclarar que lo de Sánchez y lo de Aznar, más que partidos paralelos, serían partidos para sí mismos. Ni PSOE ni PP, sino sanchismo y aznarismo. Todo un plan.

*Funcionario.