El Gobierno rectifica. La ayuda prevista de 420 euros para los parados que han dejado de cobrar el subsidio de desempleo y no tienen ningún otro ingreso familiar se dará a cuantos acrediten estar en esta situación desde enero. Cuando en julio se decidió esta medida, anunciada con toda pompa, se ocultó que no tenía retroactividad y solo iba a beneficiar a quienes quedaban desprotegidos por el seguro a partir de agosto. Una medida desconcertante a la vista de cómo evolucionaba el registro de trabajadores a los que se les acababa la prestación. El rechazo de la opinión pública por lo que se veía como una nueva improvisación, aunque fuera bienintencionada, sumada a la presión sindical para extender la prestación a muchos más parados, combinada --desde ahora hasta final de año-- con la acuciante necesidad del Gobierno de buscar aliados para sacar adelante su programa económico y el presupuesto del 2010 han hecho el resto. El bochorno de la rectificación que pasaron ayer los dirigentes socialistas en el Congreso para validar el cambio de lo que decidió el Gobierno hace unas semanas debería ser el escarmiento definitivo a su tendencia a la improvisación.

Por otra parte, los datos del paro registrado en agosto en el servicio público estatal de empleo (el antiguo Inem), conocidos ayer, han acabado con cualquier atisbo de paliativos sobre cómo va la economía española tras un año de recesión. Mal, va mal. Los demandantes de empleo son ya 3,6 millones de españoles y residentes en edad y disposición de trabajar, casi 100.000 más que en julio. En el caso de Extremadura, agostó se cerró con 1.860 parados más, tras cuatro meses consecutivos de descensos. La cifra puede desbrozarse algo si se tiene en cuenta que muchas empresas recurren al truco de despedir en vacaciones para ahorrarse sueldos y volver a contratar en septiembre o que quienes acaban de licenciarse en julio se dan de alta en la demanda de empleo poco después. Son las explicaciones razonadas de cada año, pero que no han de ocultar la tendencia de fondo. Si en agosto también se pierde empleo, y afecta de manera especial a los sectores que antaño eran más dinámicos, estamos ante otro aviso de que lo peor del ajuste de la economía española está por llegar y será los próximos meses.

Con la mayor cifra de parados de la Europa más desarrollada, crear empleo ha de ser la prioridad de la política económica española. Conseguirlo requiere un ejercicio de responsabilidad compartida de políticos y agentes sociales. La rectificación sobre los 420 euros es un buen indicio.