Soy un padre de los muchos que hay en mi barrio, Cáceres El Viejo. Hoy escuchando a mi hija llorar, se me vienen a la mente los recuerdos de aquellas tardes, cuando yo era niño, en la Plaza de Italia, el parque que estaba a menos de cien metros de mi casa, donde todas las tardes, mi madre nos llevaba y allí jugábamos con la arena, en los columpios, echábamos unas partidas a los bolindres o a las chapas... Qué buen rato pasaba mi madre mirándonos, sentada plácidamente en un banco al cobijo de la sombra de un árbol.

La pena que tengo es que mi hija, de 2 años de edad, no pueda tener el día de mañana estos recuerdos, y si los tiene, que los tendrá, tenemos que ir a buscarlos, sencillamente porque en el barrio donde vivimos no hay parques infantiles.

Que bonito nombre tiene mi barrio, Cáceres El Viejo, pero dentro de la modernidad urbanística se han olvidado de lo que era Cáceres hace treinta años. En el centro, en San Blas, las Trescientas, Pinilla, Las Minas, en mi Plaza de Italia, en todos los barrios había parques. Se han hecho barrios nuevos, Moctezuma, Mejostilla, Nuevo Cáceres, R-66, todos tienen parques en distancias cortas.

En Cáceres El Viejo las calles son muy anchas, las rotondas muy grandes, muchos aparcamientos, pero ningún parque en sus cercanías, las zonas más verdes están en las rotondas.

Para que mi hija pueda vivir el día de mañana mis mismos recuerdos, tenemos que coger el coche o el autobús, pues el parque más cercano está en La Mejostilla, ir a Pinilla o al Parque del Príncipe.

Es difícil que mi hija llegue a tener algo que yo tuve y que aún conservo, amigos de la infancia, porque al desplazarte ya no juega con sus vecinas, ya no convive en el día a día con sus amigas ya que no tienen su zona de recreo diaria donde aprender a compartir, relacionarse, jugar, reír, llorar, reñir, algo tan normal y tan sano en la vida de un niño.

Espero que mi hija un día llegue a disfrutar de algo tan sencillo como salir de casa, andar por un paseo y llegar a su parque, el parque de su barrio, y no tener que desplazarse en coche, para simplemente jugar un ratito, que es lo que me pide todas las tardes con sus ojitos llenos de lágrimas.

Y presupuesto para parques infantiles debe de haber bastante, ya que en la Ronda Norte, junto a la rotonda de Pinilla-Torrejón el Rubio, han montado varios parques infantiles, que la verdad yo me pregunto qué pintan allí, cuando aquí, en mi barrio, estamos muchas familias sin un parque para nuestros hijos.

Sólo espero que esta carta llegue a algún responsable que haga realidad lo que pido, y el día de mañana mi hija recuerde su parque y a sus amigos de la infancia.

Jorge Virgilio Moreno Román **

Cáceres