En Francia ya no tienen problemas de división, ya se han quedado sin partido». La frase es de Patxi López de esta semana viendo la situación de aniquilamiento que vive el PSOE con el proceso de primarias puesto en marcha. No en vano, a estas alturas de la película ya no sólo importa quién gane el próximo día 21, si Susana Díaz o Pedro Sánchez, sino con quién se alineará el tercero en discordia a partir del día siguiente. Los pronósticos hablan de una diferencia mínima de votos de uno y otro candidato, por lo que el político vasco se convierte de repente en la palanca sobre la que se deberá apuntalar el nuevo PSOE del siglo XXI que diría Sánchez o del 100% que sostiene la mandataria andaluza. O lo que quede de él.

Si la emergencia de Podemos hace dos años vino a laminar la fuerza de este partido entre su electorado, las primarias están consiguiendo el resquebrajamiento de sus bases. Porque todos los militantes son bases; no hay bases puras y bases de aparato ¿no? Este instrumento de elección de candidatos está minando la unidad de acción del PSOE, generando hasta enemigos y las advertencias de algunos dirigentes señalando que el régimen asambleario de elección del secretario general iba a acabar con el partido --como decía el propio Juan Carlos Rodríguez Ibarra--, se están cumpliendo al dedillo. La guerra es encarnizada y ha llegado a un nivel de que o estás conmigo o estás contra mí. En suma, como diría Alfonso Guerra, todos cuerpo a tierra que vienen los nuestros.

Nunca vi a Guillermo Fernández Vara tan enfangado en una pugna de partido como ahora. Siempre tuvo sus preferencias; es de sobra conocida su apuesta por Eduardo Madina en lugar de Pedro Sánchez en su momento. Pero como esta vez, jamás. Su posicionamiento descarado le está desgastado en lo personal y en lo político con sus apariciones en distintos medios de comunicación nacionales y el talante ‘buenista’ y condescendiente del que siempre ha hecho gala se ha esfumado de la noche a la mañana. En esta ocasión mantiene una actitud claramente frentista, está convencido como dice de que, ganando Sánchez, será peor para España y para el PSOE porque su proyecto de partido y de país no tienen nada que ver con Extremadura, una región que, recordemos, nunca será una nación por mucho que alguien lo ponga en un papel. Entre otras cosas, porque precisa de la solidaridad del resto de territorios para seguir subsistiendo.

¿Qué va a pasar? Nadie sabe a ciencia cierta el resultado de las urnas del día 21 y en los siete días que restan hasta la cita pueden pasar miles de cosas: cambios de parecer como el Sánchez esta semana sobre Podemos o Cataluña, abandonos sonados, más divisiones y hasta filtraciones interesadas para perjudicar a alguno de los candidatos. Todo cabe porque la pugna es a cara de perro. Preguntas a un bando y dicen una cosa. Preguntas al otro y señalan la contraria. ¿Más aparato o el que quiere seguir siendo aparato? ¿El partido de los que están actualmente sentados al brasero o el partido de los que quieren sacar a éstos porque fuera de la camilla hace demasiado frío?

El PSOE es importante para este país, pero si entra en barrena por su división post-primarias puede caer en la indiferencia. No es ninguna exageración: es lo que ya les ha ocurrido a los partidos socialistas o socialdemócratas en Grecia, Italia, Holanda y ahora en Francia, donde no se pasó del 6% en las presidenciales de hace tres semanas. Así que, cuidado, que se está en pugna por conducir un autobús y a lo mejor después de este viaje nos basta con un taxi

Extremadura no es ajena ya a la situación y se palpa cierta tensión. Siempre la línea defendida por al dirección ha gozado de predilección por parte de las diferentes agrupaciones locales. Sin embargo, ahora con las primarias la cosa ha cambiado, y muchos militantes alzan la voz en contra de las bendiciones del ‘jefe’. No es tiempo de rencillas ni de disparates, pero cada gesto, cada acción, tiene sus consecuencias que se resolverán mas tarde cuando llegue el congreso regional. De momento hay dos candidatos que, pase lo que pase, el día 21 se van a presentar: Fernández Vara y la exconsejera Eva María Pérez, la cual no se define como sanchista ni como susanista sino como alternativa al propio Vara. Sin embargo, a nadie se le escapa que ganando Susana o ganando Pedro el panorama va a ser muy diferente cara esa cita. No tanto porque afecte a uno u otro candidato, que también, sino por el ánimo o desánimo que tendrá ya la propia militancia.