El nuevo desencuentro en Extremadura PSOE-Podemos ha sido particularmente bronco este viernes pasado a cuenta del debate sobre el proyecto de Presupuestos. Ya veníamos barruntando que habría enmienda de totalidad morada, y que populares y los centristas de Ciudadanos se iban a situar esta vez en otro terreno, el del diálogo aunque con condiciones, el mismo al que se ha visto obligado Fernández Vara después del bofetón de hace un año con las primeras cuentas regionales abrasadas a las primeras de cambio.

No ya la posibilidad de negociación, sino la mera de diálogo entre el secretario regional de Podemos, Álvaro Jaén, y la consejera de Hacienda y Administración Pública, Pilar Blanco-Morales, está totalmente rota; viene de hace un año, del encontronazo con las primeras cuentas, y ya cuando en la reunión está ella Jaén no va, que sí acude por el contrario cuando la cita negociadora es con Fernández Vara.

La bronca entre ambos en el pleno de la Asamblea de Extremadura de anteayer, en la que el pleno tumbó por 59 a 6 la enmienda de totalidad formulada por Podemos --que sin texto alternativo, pedía simplemente la devolución a la Junta del proyecto de ley--, se pasó algunos pueblos de lo que solemos estar acostumbrados al demostrarse que el asunto llega casi, o sin esto último, a la incompatibilidad personal.

Jaén, en soledad absoluta como se preveía, tuvo que fajarse contra tres, solo ante el peligro, puesto que además de Blanco-Morales tuvo que soportar el chorreo político de Cristina Teniente, portavoz del PP, y del portavoz de PSOE-SIEx Valentín García que fue el que dio posiblemente con el tono más adecuado y se manejó dentro de los límites estrictos de la crítica, aunque directa y sin perdón, política.

El secretario regional de Podemos Álvaro Jaén resolvió aceptablemente la papeleta en términos parlamentarios y de oratoria, otra cosa es la suerte y el calado que vaya a tener la argumentación anti-Presupuestos, de recorrido más bien incierto.

Visto lo visto, ese cruce de golpes entre socialistas y Podemos, el papel más cómodo fue para los populares, que no se han desgastado, mientras que la rudeza del enfrentamiento entre los dos partidos de izquierda no deja de erosionar a ambos; a los morados, porque se puede dudar de su utilidad, y a los de imagen corporativa roja porque no logran extender su base de izquierda.

Por eso en esta coyuntura política autonómica, a Monago y a su partido podemos considerarlos respectivamente el hombre y el partido tranquilos, como la película de John Ford.

Pero ese desgaste que pueda sufrir el PSOE en el sin amor con Podemos, no resta nada a la trayectoria de aciertos y fortuna que está labrando Fernández Vara en los últimos meses. Su papel como voz nacional en el partido reforzada dentro y fuera de él; un esfuerzo de consenso presupuestario reconocible y en camino de éxito; las puertas de los ministerios (en lo que sin duda influye lo primero citado) abiertas, con esperanzas en el ferrocarril y expectativas este lunes con la ministra Tejerina (DIA de Aguablanca, trashumancia apícola, etc.); la habilidad para pactar con Podemos en un entorno de bronca política y presupuestaria, la vuelta de los empleados de la Junta a la semana laboral de 35 horas; y Rodríguez Ibarra expresando públicamente su lealtad a él. A Fernández Vara solo le falta que esta Navidad le toque el Gordo.

Hay que dejar lugar por tanto al ‘memento mori’ con el que se recordaba a los generales romanos victoriosos que siempre queda mucho por hacer, y está ahí al final la capacidad, o incapacidad, de las actuales socialdemocracias por sí solas para transformar profundamente un sistema que --entre otras cosas porque en casa hemos batido récord y a estas alturas de diciembre aún no hemos puesto la calefacción, por el calentamiento global-- es suicida en sí mismo.

*Periodista.