Soy una usuaria del parque del Príncipe, al que cada día acudo para cruzar hasta mi trabajo y para pasear con mi perro. Me encanta el parque y disfruto mucho su recorrido, pero en invierno sólo puedo hacerlo hasta primeras horas de la tarde porque en cuanto oscurece, el parque carece de iluminación excepto en el paseo central y en el aparcamiento. Es indignante que el más extenso parque de Cáceres sea tan escasamente utilizado por falta de luz, mientras que miro con estupor cómo el ayuntamiento no escatima gastos para engalanar con luces de todos los colores y haciendo todo tipo de filigranas, no sólo en las fechas de Navidad, sino desde el 2 de diciembre, y no sólo en las horas de mayor tránsito, sino hasta las nueve de la mañana.

A la falta de luces, se suma lo descuidada que están algunas entradas como el acceso al parque por Aguas Vivas, donde el barro y la suciedad lo hacen bastante intransitable, sobre todo para los usuarios de la residencia geriátrica que está en este barrio.

Por último, quiero denunciar los métodos de jardinería que utilizan, porque mientras que, para el resto de los mortales podar fuera de fechas determinados tipos de árboles es motivo de multas, el ayuntamiento se permitió el lujo de trasplantar una palmera ya crecida, es decir, con muchos años de existencia, para cambiarla justo enfrente de donde estaba. Eso ocurrió la pasada primavera, cuando cualquiera sabe qué plantas y árboles están en pleno crecimiento. Lógicamente, la palmera murió unos meses más tarde.

Es una pena que haya tanta dejadez en el mejor pulmón que tiene Cáceres y que el ayuntamiento no se preocupe de una vez por todas de tenerlo acondicionado. Estoy segura de que si así fuera los cacereños se acercarían mucho más para disfrutarlo.

Purificación Rodríguez Plaza **

Cáceres