Luchamos codo con codo durante décadas por un mundo más justo y democrático. De ahí que cuando leí que había afirmado: «Estamos en un Estado de excepción sin declarar. La ciudadanía está indignada y está reaccionando» quise creer por un momento que Jaime Pastor se refería a los secesionistas. Pero el texto completo mostraba su apoyo a los golpistas pro una corrupta y totalitaria Pujolandia.

Ante este hecho, por España entera, por mi pueblo catalán, por mi familia allí y por mis convicciones democráticas, («amigo es Platón, pero más la verdad») he perdido un pastor que, ya que no a mí, ojalá haga algún caso a los mil intelectuales y artistas de izquierdas que acaban de firmar un manifiesto contra esos separatistas. Porque si Rajoy tiene aún demasiados resabios franquistas y una incapacidad política manifiesta, ellos --que nunca habrían podido llegar tan lejos sin esa imprevista ayuda-- han adoptado sistemáticamente unas tácticas fascistas de libro, que a algunos convendría leer o releer. El fascismo no es una opinión más, es un crimen.