Un "error" de Mayor Oreja, según sus propias palabras, permitió que ayer se aprobasen los Presupuestos presentados por el Gobierno vasco, pese a que carece de mayoría absoluta en el Parlamento autonómico. El exministro llegó tarde a la votación, procedente de Madrid. Todo se decidió por un solo voto, y el empate habría frenado los Presupuestos. Ganarle esa votación a Ibarretxe se había convertido en el eje central de la estrategia conjunta del PP y el PSOE en Euskadi. Mayor abanderaba la idea de frenar la política soberanista del lehendakari a través de controlarle férreamente el gasto. Es el mayor patinazo de la carrera de quien lidera todos los sondeos para suceder a Aznar en el PP. Precisamente por ello, el PSOE reprochó la incomparecencia acusándole de dedicar más tiempo a su carrera en la política española que a sus responsabilidades en Euskadi. Rajoy defendió rápida y públicamente a su compañero con el argumento de que ha sido un accidente. Pero entre esta posible descalificación de Mayor y su voluntariosa postura dando la cara en el caso del Prestige cuando los demás dirigentes del PP acumulan tonterías, Rajoy posiblemente pasa a mandar en el pulso sucesorio interno que tanto agita a Madrid.