TCtuando tengo una mosca que me incomoda, me la quito de encima. Los grandes paquidermos tienen unas avecillas que hacen este menester. Pero, ¿cómo nos sacudimos los moscones que están emponzoñando la vida nacional y convirtiendo en patio de Monipodio el tejido social?

Entérense de una vez de que el pueblo, esa mayoría silenciosa que no sale a la calle a vociferar, a insultar, a agredir, a enlodar la convivencia ciudadana tiene derecho a vivir en paz, y a buscar la paz. Dejen, por favor, gobernar a los que han votado mayoritariamente los españoles.

Claro, lo grave es que aquí no se ha digerido el resultado del 14-M. Desde Favila y don Pelayo , salvando dos cortos periodos históricos, han sido los ancestros de los alborotadores los que han gobernado el país y esto imprime carácter. Es posible que hasta genético.

El partido gobernante tiene a su izquierda otro partido legalizado que ha contribuido a la gobernabilidad sin alterar la convivencia ciudadana. Esto hay que ponerlo en el haber de Adolfo Suárez . Pues bien, el partido conservador no tiene a su derecha ningún partido como el del francés Le Pen . Así es que este pescador, mientras espera la picada de algún barbo, ejercita la paciencia y la reflexión. Y es esta última la que le induce a pensar... ¿es que en España no hay ultraderechistas? Claro que sí, están donde están y todos lo sabemos. Por eso ciertos partidos no pueden jamás centrarse y esta realidad les imposibilita homologarse con sus afines europeos.

Lo curioso es que los ultras actuaban hasta ahora desde dentro endureciendo actitudes e imposibilitando acuerdos de Estado. Pero esto ha cambiado, han salido a la calle con la mirada complaciente de los que dicen querer centrarse y, si no de su brazo, sí con sus gritos cargados de rencor, mancillan cínicamente la palabra PAZ.

Basta de falsos mesías. Con mayúscula sólo hubo uno. Desgraciadamente ya tuvimos otro que nos hundió en una larga noche de 40 años.

*Lingüista