De nuevo aparece en los medios de comunicación, esta vez en el Periódico Extremadura, la frase "la conmemoración del cien aniversario de la coronación de la Virgen de Guadalupe como Patrona de Extremadura", a celebrar en marzo próximo. Esta o frase parecida creo que ha salido en el BOE de 29 de diciembre, por haber sido aprobada una serie de actuaciones por el Consejo de Ministros. En otro tiempo, recordamos, estas frases, que no son malintencionadas, sino fruto del desconocimiento de las cosas de la tierra, daban lugar a escritos llenos de enfados, insultos y frases despectivas. Hoy no acudimos a esas situaciones de ayer. Hoy decimos que "el 20 de marzo de 2007 se cumplirán cien años de la proclamación de la Virgen de Guadalupe como Patrona Principal de Extremadura", o sea, que hará cien años que el Papa Pío X firmó un documento por el cual a la Virgen Morena de las Villuercas se la nombraba Patrona de la región extremeña. Esta imagen, la única vez que ha sido coronada lo fue en 1928, y hasta el 2028 no se celebrará el centenario de su coronación como Hispaniarum Regina o Reina de la Hispanidad.

Para la peregrinación del 24 de marzo se habla de la asistencia de 20.000 personas, que no caben en la plaza Mayor guadalupense, y que verán la ceremonia mediante cámaras de video. Pero lo preocupante es reconocer que todavía no hay zonas de aparcamiento preparadas para los vehículos que llegarán ese día a Guadalupe. Esa es la vergüenza para un pueblo cuyo ayuntamiento no tiene fuerza económica para ello, pero que los que tenían que haberlo hecho ya no lo han intentado siquiera, habiendo sitio en los alrededores. Dicen que en Asturias se van a gastar miles de millones para dejar Covadonga, su emblema regional, como una joya. Esos miles también hacen falta aquí para que los peregrinos y los turistas que vienen a Guadalupe puedan tener calidad de vida. Pero si los vecinos no la tenemos cómo la van a tener los que vienen de fuera.

Esperemos que en lo religioso el Vaticano nos regale que la Provincia Eclesiástica Extremeña coincida definitivamente con los límites de Extremadura. Para ello deben sacrificarse Toledo y Plasencia y, así, los pueblos extremeños y salmantinos serán pastoreados en su totalidad por sus obispos con residencia en sus tierras y no por foráneos, como ocurre, por poner un ejemplo, con el Santuario de Guadalupe, que es pastoreado por una diócesis de Castilla-La Mancha cuando entre sus muros se venera a la Patrona de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

Creo que he escrito con palabras pacíficas, que es la moda hipócrita de ahora, pero mis palabras piden justicia, que es de lo que no se habla en estos tiempos.

Carlos Cordero Barroso **

Guadalupe