TEtl día diez de junio varias personas ayudamos al pintor cacereño Emilio González a realizar su obra homenaje a las víctimas extremeñas del terrorismo y dejamos marcadas con pintura blanca cincuenta y ocho siluetas -cada una evocaba a una víctima- en el suelo del Foro de los Balbos, cerca de la plaza Mayor de Cáceres. Sinceramente, fue un arduo trabajo, pero mereció la pena, tanto por el mensaje que la obra conllevaba como por su resultado artístico. Una a una, utilizando nuestros cuerpos como "plantilla", fuimos marcando esas figuras vacías de materia, pero llenas de contenido simbólico y humano. Cuando marcábamos la última silueta, pensé: "Ojalá no tengamos que volver a pintar nunca ninguna más".

Es por ello que soy uno de los muchos ciudadanos que creen en la posibilidad de que el proceso de paz que ha iniciado el Gobierno pueda traernos, por fin, la desaparición del terrorismo de ETA. Confío que dialogando se consiga que la banda terrorista abandone las armas. Aunque debo reconocer que ver hace días en televisión las imágenes de la pareja de asesinos del que fuera joven concejal del Partido Popular Miguel Angel Blanco, me empujaron a cuestionarme si realmente esos individuos deshumanizados merecen siquiera el aire que respiran. Al observar sus demoníacas sonrisas de sátiros, uno llega a preguntarse si existe para estos criminales un castigo en el mundo capaz de resarcir la pérdida de esa vida inocente con la que ellos acabaron, atrocidad de la cual aún se enorgullecen mostrando una sorprendente chulería. Por un momento, la pasión me llevó a pensar que con este tipo de individuos jamás podrá existir un entendimiento, pero por otro lado pensé que otras personas pudieran ser, en un futuro, nuevas víctimas de la macabra banda, y eso es precisamente lo que se debe evitar.

A todos nos gustaría que ETA pidiera perdón a las víctimas, que abandonara para siempre las armas sin esperar nada a cambio y pagara con creces por sus crímenes, pero sabemos que eso es un deseo que roza la utopía -no hay que olvidar que se está tratando con terroristas-. Por otro lado, nadie puede garantizar con certeza que la banda esté agonizando, y ya no tenga capacidad para organizarse y volver a las andadas. Así pues debemos desear que, al precio más bajo posible, no se nos escape la Paz de las manos.

*Pintor