TAthora que bulle, efervescente, la cuestión catalana, habrá que volver la vista y la memoria atrás, para ver cómo ha sido nuestra relación con la actualísima presencia del cacareado e inexorable hecho catalán.

Añadiremos que a modo de despedida, porque visto el panorama, muy fáciles y transitables tendrían que estar los senderos que nos condujesen a hollar las tierras de la Marca Catalana. De modo que si nunca se posaron allí, difícil será que nos vean plantados en esa incómoda esquina de la vieja piel de toro (la pell de brau).

Tal vez aquí, no recuerdo dónde, escribí sobre los recuerdos que me relacionan (hilarantemente) con mi buen amigo Alfonso B. , como es el caso de aquellos versos en catalán que aprendimos cuando, bachilleres, estudiamos algunos nombres y títulos de la literatura catalana. "Topant avanta en una y altra seca..." (La vaca §ega) del gran Joan Maragall .

Aquel fue mi primer contacto con la lengua catalana, que apareció después en forma de asignatura en uno de los cursos, cuarto o quinto, de la licenciatura de Filología Románica. No, no se trataba de estudiar, al uso, el catalán actual para tener conocimientos de escritura o conversacionales; estudiamos lingüística catalana, es decir, vocalismo y consonantismo, y de cómo la lengua latina evolucionó en aquella región hispánica hasta dar en lo que es hoy. Bien, nos impartió la asignatura José A. Pascual , una eminencia hoy en cuestiones académicas y gramaticales, nos examinó, aprobamos y adiós muy buenas.

Por aquellos años contestatarios, oíamos frecuentemente los nombres de Pi de la Serra , Raimón, Lluis Llach, Serrat y alguno que otro que, juntos, formaban la Nova can§ó , y con aquellos artistas del canto, el panfleto y la protesta, el catalán pujaba por hacerse un sitio en el panorama cultural hispánico. Nada. Algunas canciones, frases, estribillos y poco más. L´estaca de Llach, Diguem no de Raimón ... Llegó la democracia y sanseacabó. Descubrimos, eso sí, que en catalán escribían magníficos poemas e insignes vates, como Espriu, Carner, Papasseit y algunos más.

Bien ¿y qué? Nada. A la sombra de Quevedo ¿qué?... eso: Nada. No obstante, un descubrimiento magnífico y luminoso: Pla. Josep Pla .

La proximidad lingüística del castellano y el catalán es evidente. Pla escribía tanto en una como en otra lengua. Traducido no pierde, aunque realmente hubiese sido mejor leerlo en catalán; en fin, ya no habrá lugar. En castellano también puede uno disfrutar de él perfectamente. Como así ha sido. ¡Qué prosista, Josep Pla! Cuando lo descubrí y disfruté del Cuaderno gris , de Las horas y demás títulos suyos, pensé que en Cataluña se verían monumentos por doquier a tan excelso escritor. Nada; pero nada de nada. No sólo nada sino que hoy día, con estos vientos revanchistas de rancio rencor, en Cataluña, Pla, si no marginado, no goza su nombre de buena prensa. Más bien mala. ¿Y eso? Pla no era nacionalista-extremista-separatista. Opinaba que esos son unos cretinos y lo cierto es que su tranquilidad en todos los años de aquel régimen fue manifiesta.

No se lo perdonan. Que fuese un eximio prosista, honra y prez de la lengua catalana, carece de importancia para esa gente que gobierna en Cataluña, y que pronto, mucho nos tememos, acabará gobernándonos a todos.

*Escritor