TEtn el mundo de los negocios encontramos ideas brillantes, capaces de adelantarse a las tendencias, y otras que apuestan fuerte cuando suenan las trompetas de la retirada.

Así, hubo quien invirtió en vinilos cuando el compact disc empezaba a imponerse, apostó por fabricar vídeos VHS cuando el DVD era el futuro y quien se decantó por el fax cuando el correo electrónico comenzaba a hacer furor.

Intentar convencer de los perjuicios medio-ambientales de las refinerías --las antiguas y las modernas-- a quien poco le importa el entorno natural puede ser tarea vana. España, al contrario de lo que ya hacen Gran Bretaña o Francia, siguen en sentido opuesto al marcado en Kyoto sobre el consumo de combustibles fósiles. Además, mientras Alemania usa la energía solar cien veces más que nosotros aquí apostamos por vertebrar nuestra economía regional en dos productos, el tabaco en el norte y el petróleo en el sur, que de aquí a poco tendremos que abandonar.

China e India se están incorporando al ritmo de consumo occidental y todos los plazos de previsión del agotamiento petrolífero se van a acelerar de forma exponencial.

Como dice Jorge Drexler , quienes tenemos pocas verdades preferimos no dar consejos, pero dejen al menos que nos preguntemos en voz alta si no estaremos caminando en la dirección equivocada y qué haremos en Tierra de Barros cuando no haya nada que refinar: ¿podremos replantar vides y olivos en el año 2030? ¿Tendremos dónde recolocar a los trabajadores de esa futurible reconversión?

*Profesor y activistade los Derechos Humanos