He leído estos días muchas quejas de jubilados que han visto recortado el importe neto de su pensión, noticia que han recibido junto con una carta en las que les anuncian que este año no perderán poder adquisitivo gracias a la subida del 1%.

El recorte está motivado por la subida de las retenciones del impuesto sobre la renta, y es que el Estado debe estar endeudado hasta arriba. Imagino que para gente que percibe unas cantidades realmente exiguas, el recorte no hubiera pasado inadvertido, pero seguramente se hubieran indignado menos si no hubieran recibido esa carta ciertamente inoportuna y casi escarnecedora.

Parece mentira que un Gobierno que cuida tanto la comunicación o, si lo prefieren, la apariencia, haya cometido una torpeza semejante. Y es que la realidad empieza a ser ya demasiado cruda y difícil de ocultar, ni siquiera con buenas palabras.

Los pensionistas son una fuerza electoral temible y están razonablemente preocupados por sus ingresos. El Gobierno debería empezar a preocuparse también por ellos.

José Antonio G. Perea **

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