El poeta 7Omar Jayyám escribió en el siglo XII una desoladora cuarteta que comenzaba: "El Cielo es el jugador y nosotros solo los peones. Es la realidad y no una figura retórica. En el ajedrez del mundo nos coloca y descoloca" Borges lo repite con dos versos escalofriantes: "No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino" Así se ha debido sentir el presidente del Gobierno cuando -¡él que mandaba tanto!- ha tenido que desdecirse súbitamente en todo lo que hasta hace una semana sostuvo. Hay quien le ha alabado creyendo que su rectificación revela al fin al hombre de Estado -aunque haya aprendido a fuerza de trompazos en los traseros de los parados o los ancianos-, hay quien se ha lanzado a degüello clamando que es un perfecto panoli. Unos cronistas narran que Merkel exigió a José Luis un gesto definitivo en pago a la solidaridad alemana con la Europa de los débiles, otros argumentan que una repentina llamada de la Casa Blanca hizo que ZP pasara la noche inquieto por la inquietud de Obama y por eso fue al Congreso con las tijeras. Toda mi vida me he sentido dueña de mi destino y he confiado en el libre albedrío. Sé que las circunstancias nos zarandean pero quiero creer en el entusiasmo y en la acción. Por eso me sobrecoge la visión de todos esos pensionistas -mi desvalida madre- y los muertos que creyeron dejarles protegidos -mi sacrificado padre- cumpliendo hasta el final cuando solo eran peones de los jugadores que especularon con el dinero que ellos ya habían pagado mientras los muy inocentes creían librar su propia batalla. Peones las viudas, los dependientes, los débiles. Peones los impopulares funcionarios, sacrificados sin más. Peones los sindicatos y las ministras. Peón el presidente. Jugaron con él y en su inconsciencia se creyó al menos el alfil. Ya sé que el recorte no es el final y que no hay nada peor que el miedo paralizante. Pero ¡qué pena que se haya empezado por los que más sufren! ¡Qué vértigo el final de la cuarteta de Omar: "Luego nos lanza al pozo de la nada."!