WEwl índice de precios de consumo (IPC) del pasado mayo subió en sólo dos décimas en el conjunto del país (0,1% en la región). Eso deja la inflación interanual en un 3,1%, cuatro décimas por debajo de la situación de este indicador durante los primeros meses del año. Es una buena noticia, aunque el IPC español esté aún lejos de ese 2% que recomienda el Banco Central Europeo, o del envidiado 1,5% de países como Francia. En Extremadura la situación es mejor que en el conjunto de España, con un 2,5% que nos sitúa como una de las autonomías menos inflacionistas.

Hay que persistir en políticas económicas severas que ataquen y atajen las claves inflacionistas, pero no será fácil reducir ese IPC mientras continúe tan disparado el consumo de los ciudadanos (en el 2004, por ejemplo, los créditos al consumo crecieron otro 13%). Tampoco debemos olvidar que este frenazo de los precios de mayo tiene mérito especial porque se ha producido en un contexto de precio alto del petróleo, ya bajo los efectos de la sequía en el sector agrario, con un tipo de cambio del euro que favorece el crecimiento de las importaciones, además de la ya mencionada fuerte demanda interna que hace crecer la economía al 3%. Es una situación que permite albergar un prudente optimismo.