Periodista

Desde el 11 de septiembre la concepción de la guerra ha cambiado. Ahora ya no se enfrentan países fanáticos y atrasados, sino el eje del bien contra el eje del mal. George W. Bush señala a los inconscientes compañeros de viaje de la maldad: paganos, abortistas, feministas, gays, lesbianas y la Unión Americana de Derechos Civiles a quienes vendrían a unirse, ya en España, los cómicos, y en Europa en general, los belgas, los franceses y los alemanes. A ese conglomerado de librepensadores y disolutos sin conciencia, Donald Rumsfeld, secretario norteamericano de Defensa, lo ha calificado la vieja Europa.

Frente a ellos estaría la nueva Europa responsable y vanguardista, la de Berlusconi con su maquillaje color zanahoria haciendo carantoñas a los boy scouts en las escaleras de la plaza Mayor de Cáceres. La Europa oportunista de Blair. La Europa creyente que copia lo peor de América frente a la Europa pensante que bebe en sus tradiciones de civilización y humanismo.

Es la vieja Europa de Montaigne, de Jovellanos, de Goethe, de Sciascia. La vieja Europa que se divierte razonando y comprendiendo con las novelas de Simenon y las películas de Almodóvar, la que acudirá esta noche al Gran Teatro de Cáceres a escuchar a Ravel y a Poulenc, franceses despreciables para la nueva Europa que sólo se divierte con los chusqueros del cine y la literatura, con Grisham, Forsyth o Stallone.

Que no nos engañen. Para la nueva Europa, la biblia es el Wall Street Journal , nunca Luis Cernuda ni el gregoriano de Silos, que sólo son imposturas de nuevos petimetres que usan la cultura, se vanaglorian y la tiran sin asumirla. El Wall Street Journal inspiró la carta de los ocho gringuitos que querían romper el primer intento de dignidad europea de los últimos tiempos. El WSJ es la síntesis perfecta de la nueva guerra y la nueva economía que en España representan el matrimonio Aznar-Botella. El señala el mal y ella fue a Mérida y dejó caer la única idea que se escuchó en la carpa del hotel Las Lomas: "La única economía social es la que genera riqueza y permite crear empleo". Es decir, lo que Juan Cueto llama el undécimo mandamiento del capitalismo: que los ricos sean cada día más ricos, estén más contentos y así habrá más crecimiento y empleo.

Hace tres meses recogí en esta columna una sentencia de George Steiner: "Europa está vieja y cansada, perdió su conciencia en la II Guerra Mundial y sólo acoge con entusiasmo lo más superficial de América". Pero se equivocaba, sólo la nueva Europa es vieja. La ovación en el Consejo de Seguridad al ministro francés de Exteriores Dominique de Villepin fue el aplauso del mundo a la Europa vigorosa que recorre las calles de Roma, Berlín, Madrid y Londres, a la Europa siempre viva del Renacimiento y la Enciclopedia. En el último mes, Europa se ha reafirmado en los viejos valores colectivos, civiles y humanistas que alienta cada día este pequeño periódico de provincias frente al individualismo codicioso, egoísta, canalla e inhumano del gran Wall Street Journal y sus apóstoles modernísimos.