Dramaturgo

Cuando uno es un maestro en esto de la escritura, te salen cosas geniales como a Mediero, que plasmas una metáfora de altura con elementos tan sencillos como una pera.

A Mediero se le entregó la pera al primer mordisco, jugosa como una mujer agradecida. No es fácil llegar a rozar el cielo literario con elementos como la pera de Mediero o la madalena de Proust. Tampoco es fácil hacer política de altura con elementos casposos como son los nacionalismos de boina y palillo de dientes. A uno de por aquí, como el presidente Rodríguez Ibarra, lo único que le inspiran estos elementos es un "¡a tomar por saco con la jodiuras!", que dudo yo que sea como para estar nominado para el Nobel de Literatura.

También es difícil encontrar la inspiración ante un espectáculo urbano como el de Badajoz, por eso es genial la definición del alcalde Celdrán relacionada con el Badajoz del futuro, "una ciudad entre cerros ajardinados y corredores acuáticos", a mí me recuerda a Venecia o Santiago de Chile con el Mapocho juguetón urgándole las entrañas entre el cerro de Santa Lucía y el de San Miguel. Y la verdad, después de ver lo mapochos que podemos ser los pacenses, creo que el alcalde ha encontrado una definición acertadísima. Hacer urbanismo en Badajoz no es fácil y poesía de su urbanismo, es la repera de Mediero y la madalena de Proust en el mismo plato.

Yo creo que somos una ciudad de genios, una región de dioses desconocidos pero dioses, un enclave mágico que bajo el aleteo de las cigüeñas y el dolón dón de los cencerros podemos hacer poesía hasta con los perniles de un guarro.