THtace unos días tuve la fortuna de mantener una conversación con una pareja de la Benemérita, que me pidió algunos documentos para comprobar su vigencia y actualización. Digo que fui afortunado porque a pesar de haberme sido detectada una irregularidad importante -y que yo ignoraba- no solo no me denunciaron sino que además muy didácticamente me informaron del número de puntos que tal anomalía me podía costar. Lo que más me dolió en el alma fue esa última información: pensar que podría haber perdido puntos por un descuido y que eso supondría cierto desprestigio y la posterior merma de mi saldo puntero.

Como suelo decirse, todos llevamos un niño dentro y casi siempre suelen funcionar los mecanismos psicológicos empleados pedagógicamente con los pequeños, adaptados más o menos a la edad adulta, para lograr ciertos resultados y reacciones en las personas. Recuerdo con mucha nitidez al niño de "La vida es bella" de Roberto Benigni y cómo a través del juego de los puntos, su padre Guido , le llevaba al terreno de sus intenciones, de manera que cuando perdía algún punto, no había nada más doloroso en el mundo para el muchacho.

Con el nuevo sistema que los conductores tenemos para regular nuestro buen o mal comportamiento ante el volante se revive el espíritu del pequeño de la película en cuestión, tanto que el hecho de que perdamos algún punto nos trae de cabeza, y les puedo asegurar que de una manera contundente, y es por ello que debemos de ser más responsables no sólo durante el momento de la conducción, sino también en el ordenamiento y diligencia de la documentación exigida por la autoridad competente.felipe.sanchez.barba@extrem.

*Técnico en Desarrollo Rural