Escritor

El día que los académicos discutieron esta palabra, tengo la sensación que no estuvieron a su altura por cómo la han definido o limitado diciendo de ella, escuetamente, "desleal o traidor". Me vienen todas estas reflexiones para definir la postura de Aznar en el suceso de Carod Rovira, utilizándolo para desgaste más que de enemigos (que debiera ser así en democracia), pero de enemigos que se la tienen jurada. Eso contrasta con la templanza de Rodríguez Zapatero, con su saber estar en estadista, que no pierde el buen tono, las buenas maneras, el equilibrio y, hay que decirlo, la buena leche, porque además Rodríguez Zapatero no ha echado a Aznar, sino que éste se va porque así lo ha decidido él, aunque lo que pretenda antes de irse sea matar. Algo de lo mismo le pasa a Felipe González. ¿No era nuestra pretensión que los debates fueran, eso, debates sobre temas que nos preocupan...? Pues ahí está Rodríguez Zapatero exponiéndolos, hablando en profundidad de ellos, obligándonos a hacernos de una vez mayores, y no soportando actitudes machistas como la del señor Trillo, y diciendo no sé qué de la isla Perejil. ¿Pero se ha vuelto loco?

En esa línea estuvo Rodríguez Ibarra en Antena 3 el viernes 20, ante pesos pesados del periodismo, y no con un amigo como hace el señor Aznar cuando va a TVE. Rodríguez Ibarra estuvo arrebatador. No sólo por la audacia de las respuestas, sino por la inteligencia rápida y brillantísima ante preguntas que no estaban pactadas. Por el modesto empleo que tengo, fui testigo excepcional de esta entrevista en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz, y los pocos presentes, cuatro técnicos, un escolta, los entrevistadores, vigilantes del museo y yo, notamos al final que algo tan frío como es una entrevista en televisión había hecho posible subir la temperatura del recinto. Estuvo en estadista.

El escolta, al final, se me acercó emocionado y me dijo:

--Ha estado cojonudo.

El entrevistador más arisco, Hermann Tertsch, con el que crucé unas palabras, me lo corroboraba.

Entonces, ¿por qué esta perfidia de Aznar? ¿Qué es lo que le pasa? ¿Acaso no le gusta tampoco Mariano Rajoy...?