TNto todo lo impreso nos estremece aunque haya titulares que inquieten: "Tapar el aliviadero de La Isla es dejar que se inunden los Pitufos" (declaraciones de la concejala placentina Mónica García a EL PERIODICO) ¡Hombre, por favor! ¿Cómo vamos a dejar que se inunden los Pitufos? Luego leo más abajo y la concejala puntualiza que para ello no hay color . ¡Hombre, concejala! ¡Azul! ¡El color de los Pitufos es el azul!

No todo lo impreso estremece o inquieta, hay cosas que además dan yu-yu : "Siga usted fumando, nosotros le esperamos. Funeraria Nuestra Señora de los Angeles. Cabeza la Vaca", lo leo en un encendedor que me acaban de regalar. ¿Cómo demonios enciendo un puro con este mechero? No todo lo que se imprime, nos estremece. Hay cosas que te llevan al paroxismo. Cae en mis manos un ejemplar publicado por una caja de ahorros con motivo del 30 aniversario de la Justas Poéticas de Laguna del Duero (Valladolid). Sale un alcalde que lo fue allá por los años setenta y dice: "No fue fácil llevar al pleno municipal el tema de la poesía. La poesía para el pueblo era cosa de señoritas y niñas en edad escolar, algo afeminado. Así que lo camuflé como un homenaje al sacerdote jubilado y al practicante muerto unos años antes. Y coló. No es que tuviera dudas de que no se aprobaría (¡faltaría más siendo un alcalde franquista!) sino que temía el cachondeo (sic) que me iban a formar los miembros de la corporación". Luego un veterinario de Laguna dice: "En aquellos años no había actividad cultural alguna en Laguna, salvo las capeas en las que los vecinos se escondían detrás de los tablones de la plaza portátil y se liaban a garrotazos con las reses". No todo estremece únicamente.

*Dramaturgo