Los armadores de los atuneros siguen pidiendo ayuda práctica al Gobierno contra la piratería que sufren en el Indico. Se ha demostrado que no sirve para nada el ostentoso y costosísimo despliegue de fuerzas. Se está pensando --Francia ya lo ha hecho-- en embarcar en los atuneros a militares armados adecuadamente para disuadir a los piratas de cualquier ataque. Pienso que con esa medida se está poniendo en peligro la vida de marinos civiles, que pagan impuestos para que su ejército profesional les defienda sin tener que participar ellos en esa lucha.

La solución es mucho más sencilla y de un coste ridículo si lo comparamos con la tunda de millones de euros que cuesta el demagógico despliegue actual de fuerzas internacionales en aquél océano. Una flotilla diseminada, de cuatro o cinco pesqueros corsarios con tripulación militar --ni un civil a bordo-- que faenando aparentemente de manera inocente, atrajeran a los piratas hasta ellos, para repeler contundentemente cualquier agresión o intento de secuestro. Nunca tendrían la seguridad de que atacaban a un pesquero desarmado, si como en la Segunda Guerra Mundial, después de cada acción la tripulación cambiaba la fisonomía del barco o era sustituido por otro. Los grandes barcos de la Armada y los costosos vuelos de los Orion solo sirven para que, desde la costa, los somalíes nos tomen a chufla.

La ministra alude a no sabemos qué legislación para evitar responder militarmente desde un barco de guerra camuflado de pesquero. Dígame señora ¿quién puede prohibir el que coches de la Guardia Civil luchen contra el terrorismo o la delincuencia a bordo de coches camuflados? o ¿qué legislación prohíbe que un político viaje en coches oficiales con matrícula no oficial?

Pablo Romero Montesino-Espartero **

Badajoz

Piloto de la Marina Mercante Española