Ya lo decía Woody Allen : "Qué malo tiene hacer el amor con la persona a la que más quiero". Al parecer, nuestra Junta de Extremadura quiere que nuestros jóvenes se quieran mucho más de lo que lo hacen o al menos que si se quieren que lo hagan lo mejor posible.

Por si alguno a estas alturas no sabe de lo que hablo me estoy refiriendo a la campaña del Consejo de la Juventud de Extremadura con la que pretende informar, asesorar y fomentar la autoexploración sexual y el autodescubrimiento del placer, desde una perspectiva feminista, entre los y las jóvenes de 14 a 17 años. Para ello la Junta se gastará 14.000 euros y contará, no con la doctora Ochoa , con personas relacionadas con tiendas de juguetes sexuales según varios medios. Muy mal deben estar de ingresos nuestra Junta para dedicarse a los novedosos Tapper sex , especialistas en juguetes eróticos a domicilio.

Imagino que la adquisición de dicha competencia básica se les presupondrá a nuestros jóvenes y estarán exentos de demostrar la asimilación de contenidos en un examen para su mejor inserción en el mundo laboral. Aunque bien pensado y manejando estadísticas y cifras, al ritmo que encuentran trabajo nuestros jóvenes bien está que estén distraídos el mayor tiempo posible con juguetes o sin ellos.

Fuera ironías, esto parece un chiste y de muy mal gusto. En un país y región donde la justificación de que una menor pueda abortar sin consentimiento paterno es porque se presupone que hace tiempo pasó de las caricias, en un país y una región donde cualquier menor de edad puede comprar tanto el cepillo de dientes como la píldora del día siguiente, en un país y una región endeudados hasta las cejas, que se destine dinero público a enseñar "juegos y juguetes eróticos" tal como viene en los contenidos del taller es una frivolidad y un insulto, no por la educación en salud-sexual (que por cierto se enseña en los colegios e institutos y por educadores, no por empresarias de juguetes sexuales ).

Lo peor es que quieren hacerlo en horario lectivo y en una carpa, es decir, ¿alguien ha preguntado a los padres de los menores de edad si permiten que sus hijos abandonen las clases y asistan a dicho tappersex? Concretamente, y soy un adulto, mi mujer no me deja. Presupongo que este preocupadísimo Consejo de la Juventud sabe que los adolescentes deberían estar en sus aulas como presupongo que los centros dependientes de la Junta sabrán que más de un padre puede poner algo más que el grito en el cielo si se enteran que a su hija le están enseñando a "autocomplacerse".

Después del calentón suponemos que todos a por la pastillita, nada de autosatisfacerse .