Como madre, como educadora y como mente humildemente independiente que opina de todo sin importarle mucho a quien agrada o desagrada me dispongo a terciar en esa nueva trifulca entre el PSOE y el PP regional a propósito de una campaña con sugerente, tentador y revelador título de la que se muestra muy orgullosa la Junta, mientras sus oponentes la tachan de vergonzosa y escandalosa. Por lo visto las Nuevas Generaciones del PP habían dado el visto bueno al criticado Taller de afectividad y sexualidad con lo que la socarrona y escandalizada protesta posterior del principal partido de la oposición, espoleado seguro por la que ha montado la prensa nacional despectivamente considerada como más conservadora, hipócrita y cavernícola, ha levantado ampollas por ejemplo en el Consejo de la Juventud que es el impulsor del invento. Efectivamente parece que los populares no se coordinan o que los mayores no se enteran de lo que hacen los jóvenes o tal vez que la mano derecha desconoce lo que opina la mano izquierda en el partido. De cualquier forma la campaña ha costado 14.000 euros de esos que paga el sufrido contribuyente y sinceramente seré demagógica pero se me hace cansina ya la insistencia de ciertos responsables políticos, que en aras de un supuesto progresismo insisten en reducir gran parte del trabajo social dedicado a los jóvenes en el área de la sexualidad. Y por muy importante que sea el despertar sexual de nuestros adolescentes --que lo es-- no creo que mi hija de catorce años necesite aprender ni siquiera como anécdota para qué sirven las bolas chinas cuando el sistema educativo no ha tenido a bien considerar que es importante que sepa quizá quiénes son Larra o Bécquer . Claro que este era un rarito pues adoraba a la mujer etérea e inalcanzable, ¡qué atraso! Llámenme antigua si lo desean.

XTAL VEZ LAx protesta ha surgido al trascender el contenido del taller, tal vez es solo oportunismo político, pero como madre preferiría que los poderes públicos administraran con más cabeza el dinero de todos, y teniendo en cuenta que afortunadamente contamos con una educación pública en la que los orientadores, tutores y educadores trabajamos ya con tesón en formar a nuestros muchachos en la afectividad, la igualdad, la sexualidad sana y en luchar contra el maltrato, las conductas machistas o la violencia de género, echo de menos campañas al menos tan bien financiadas, en favor de aspectos culturales menos trabajados --al menos esa es mi percepción, que claro está puede ser errónea-- tales como el despertar de la sensibilidad artística y musical, del espíritu ecologista, del respeto a la naturaleza, del conocimiento de nuestras tradiciones o, por qué no, de la lectura de autores literarios, extremeños o no. Y porque encuentro el eslogan particularmente atractivo le diría a su creador y a todo el que como usted, amable lector tuviera la paciencia de prestarme su atención: El placer está en tus manos: cada vez que acaricias un animal en vez de maltratarlo y que ofreces una rosa en lugar de un cardo. Y al alcance de ellas cuando aceptas ayuda sin orgullo. El placer está en tus labios cada vez que hablas bien de tu enemigo en lugar de robarle honra y fama, cada vez que sonríes en lugar de fruncir una mueca amarga. El placer está en tus ojos, cada vez que apagas la televisión y abres un buen libro y lees una poesía eterna de palabras imborrables: "tan feliz aparece y tan honesta", por ejemplo o "esto es amor, quien lo probó lo sabe" y respondes con paciencia en lugar de gritar. El placer está en tus oídos cuando escuchas a Brahms , a Mozart , a Joaquín Sabina o la risa de un inocente, niño o anciano, el te quiero de un amigo, el mi niño de una madre o el vuelo de una garza. El placer está en tu piel, cuando sientes el calor del sol o recibes en tu cara la rara frescura de la lluvia bienhechora o el beso del cariño fiel. El placer está en tu olfato cuando hueles el aliento de un amigo leal o el aroma de un hogar hecho de renuncias y comprensión y la fragancia de las intenciones limpias. El placer está en tu corazón cuando lo abres y lo entregas y lo ofreces gratis a cambio de todo y de nada. El placer está en tu mente cuando resuelves un enigma y vences al ajedrez y ganas un trivial y ayudas a un compañero con un problema de física. El placer está en tu voluntad cuando te vences y superas la pereza y la desidia y atiendes a un necesitado. El placer está en tu espíritu cuando pides perdón y perdonas. El placer está también en soñar que vives en una nación sensata y olvidas que tienes unos gobernantes a veces ridículos que con crisis o sin ella despilfarran tus impuestos en necedades y escatiman en profesores de filosofía que podrían enseñar entre otras cosas que alguien, hace mucho, dijo: pienso, luego existo.