WEwl plan Ibarretxe dio ayer un primer paso en su tramitación en el Parlamento vasco al ser aprobado en comisión gracias a los parlamentarios de la disuelta Batasuna, que se abstuvieron en la votación. Sin embargo, para que el proyecto nacionalista prospere en el pleno en forma de propuesta de reforma estatutaria, y pueda ser enviado al Congreso, los partidos que apoyan al Gobierno vasco necesitarán que la formación radical vote a favor.

Ayer, Arnaldo Otegi no aclaró cuál será la actitud de su grupo parlamentario el 30 de diciembre en la sesión plenaria. Pero sí recordó que no quiere "obstaculizar" el debate, y celebró la votación de ayer como un "funeral" del Estatuto de Gernika. Y no se puede olvidar que el bloqueo del proyecto podría desembocar en unas elecciones autonómicas anticipadas que podría rentabilizar el PNV.

El plan Ibarretxe aspira a cambiar el autogobierno y modificar la lógica constitucional. Sus avalistas, PNV, EA y EB, deben reflexionar qué legitimidad tiene plantear algo así sin contar con la mitad de los vascos. Provocar la exclusión de esa parte de la sociedad que impulsó el texto estatutario que ahora se cuestiona, y no sumarla al nuevo proyecto, sería un error que traería consecuencias.