Extremadura, junto con Cantabria y Madrid, es una de las pocas comunidades autónomas que no tiene instalados aún parques eólicos. El hecho de ser uno de los últimos lugares libres de los grandes molinos nos permite tener un perspectiva mejor sobre cuales son las consecuencias que acarrean y la viabilidad de los proyectos que los engloban.

Afortunadamente el Decreto 192/2005 recoge algunas zonas de exclusión, como las ZEPAS (Zonas de Especial Protección para las Aves), los LIC (Lugares de Interés Comunitario), parques naturales y algunas sierras. Pero, en proporción, es muy poco el espacio indultado , dado que grandes zonas de Extremadura poseen las condiciones necesarias para estar englobadas en algún tipo de protección.

El debate sobre la energía eólica en Extremadura debe pasar necesariamente por el estudio de las energías que esta comunidad autónoma produce y las alternativas que se pueden plantear en todos los casos. Las principales fuentes de producción energéticas extremeñas son la Central Nuclear de Almaraz (con dos reactores) y las centrales hidroeléctricas repartidas por el territorio. En proyecto, al margen de los parques eólicos, se encuentran varias centrales térmicas en la provincia de Badajoz y, no como fuente de energía directa pero sí muy vinculada a estas, una Refinería de Petróleo en la Comarca de Tierra de Barros. Con este panorama la primera pregunta que nos deberíamos hacer es si existe realmente un plan energético extremeño que haya previsto la demanda y esté planificando la oferta o, al contrario, todo esto son solo piezas de varios puzzles que nunca podrán encajar entre sí.

XEN CUANTOx a la energía nuclear, durante los últimos tiempos hemos vistos cómo desde distintos sectores se está intentando reabrir el debate sobre su necesidad. Afortunadamente en nuestro país el asunto de momento está cerrado, pero podría cambiar, sobre todo si seguimos sin planificar adecuadamente nuestro futuro energético. Y es que ojalá me equivoque, pero el modelo de implantación actual de la energía eólica nos puede llevar en los próximos años, en el caso de fracasar, como ya ha ocurrido en otros países, a una reapertura de este debate (el nuclear). Y eso sería terrible. La energía nuclear no es admisible ni siquiera desde el punto de vista del cambio climático (emisiones de CO2), dado que, aunque los pro-nucleares lo ocultan, si tenemos en cuenta todo el ciclo del uranio, una central nuclear llega a emitir tanto CO2 como una térmica de proporciones parecidas. Las centrales térmicas, por otro lado, deberían someterse de inmediato a moratoria ya que su impacto, tanto para la salud como para el medio ambiente, es más importante de lo que nos quieren hacer creer. Puede existir además, como ya hemos apuntado aquí, una estrecha relación entre el desarrollo a gran escala de la energía eólica y la construcción de más térmicas, ya que estas serían necesarias para apoyar la producción errática de la eólica. Por último, en cuanto a la refinería de petróleo, no cabe duda de que es un proyecto sin sentido, tanto por los efectos negativos para la salud de las poblaciones cercanas como por su viabilidad a medio plazo, dado el reconocido cenit del petróleo que se avecina.

La planificación energética actual aquí y en cualquier parte del mundo debe pasar inevitablemente por ajustar la oferta con la demanda, por un uso racional de la energía (no somos consciente en ninguna medida del despilfarro), por la inversión en eficiencia energética (bombillas y electrodomésticos de bajo consumo, aislamiento de viviendas contra el calor y el frío, etcétera) y por la utilización de las energías renovables en escalas razonables (incluida la eólica) y en lo posible de forma descentralizada. Todo lo demás es pan para hoy y hambre para mañana . En el debate sobre la implantación a gran escala de la energía eólica, así como en el de las térmicas o en el de la refinería de petróleo, los políticos han puesto en un lado de la balanza la supuesta demanda energética y la creación de empleo y esto ha hecho que el peso sea tan fuerte que la gente no plantee demasiadas dudas a los proyectos. Han ocultado, y esto es lo más grave, que el modelo incluso a medio plazo no es viable y que las consecuencias para todos pueden ser catastróficas. Es una pena, de verdad, que no exista perspectiva de futuro y que desde los poderes públicos no solo no se fomente el debate sino que incluso se corten las cabezas de los que simplemente opinan. Algo tendrán que ocultar. Afortunadamente aparecen iniciativas como la reciente creación de una Mesa Ciudadana para la Implantación Racional de las Energías que se ha propuesto, con muy pocos medios y mucho entusiasmo, hacer llegar a la gente una visión distinta de la realidad energética. Como decía un famoso actor en una famosa película: fuerza y honor .

*Abogado