Pocas encuestas ha planteado este diario a sus lectores que hayan tenido un porcentaje tan desigual como la de ayer, en que se preguntaba si creían que los padres de los menores que han destrozado el mobiliario urbano en Plasencia deben pagar la reparación, además de una multa. Nada menos que el 94% de las más de 500 personas que se interesaron por la cuestión votó afirmativamente. Ya se sabe que este tipo de consultas no tienen más valor que el de la orientación, pero a fe que la orientación ha sido contundente.

Lo que ha hecho el Ayuntamiento de Plasencia es cumplir con su obligación, actuar con rigor: hay una ordenanza y hay que aplicarla. Y un poco de rigor no viene mal en cuestiones como son los de proteger lo que es del común. Es de Perogrullo, pero conviene decirlo en una región en que las indisciplinas de muchos de sus habitantes son habituales. El hecho de que haya sido noticia que el ayuntamiento placentino haya sancionado a los tres chicos muestra que hay cierta relajación en la aplicación de las ordenanzas. Nuestros dirigentes municipales no deberían dudar. Y si lo hacen, que recuerden la encuesta: la inmensa mayoría los apoya.