TEtl alcalde y su concejal han salido limpios del pleito del hípico. Pero limpio, limpio, el nuevo modelo de gestión municipal: a partir de ahora la concesión de los bienes públicos puede hacerse sin papeles, sin costas, sin concurso, gratis et amore, a voluntad del alcalde y su delfín. Los peticionarios, quedan, a fortiori, definidos: primos, cuñados, amigos, vecinos, parientes, gente y simpatizantes del partido del edil de turno y hábiles oportunistas pondrán hacer cola para que se les conceda el permiso de edificación en la parcela, la concesión del kiosco de los helados en Cánovas, la barra en la feria, o la carpa en el tan celebrado, juzgado y exitoso hípico, incluso una caseta en el ferial para litigantes. Y todo sin que eso pueda ser considerado corrupción, sinecura, privilegio, ventaja, regalía o nepotismo: es don del corregidor y sus ediles, según la sentencia, que no parece la ley.

El ciudadano piensa que será legal por ser juicio de la jueza, pero también de escasa moralidad porque ese modelo de gestión estafa al erario público y excluye y discrimina a quienes no son amigos, parientes, vecinos ni afiliados del partido del alcalde.

En muchas ocasiones la justicia parece una rara virtud humana, pero en estos días, ciertamente, parece una cualidad posible, pero irreal.

*Filólogo