El Sistema de Salud en España, universal, público y gratuito, es uno de los mejores del mundo. Es un referente como sistema generoso y solidario, que ofrece una cobertura universal en términos de población protegida, y muy amplio en prestaciones hospitalario-médico-farmacéuticas. Y ¿cómo no?, es mejorable en organización y ampliable en prestaciones y asistencia.

Tampoco es discutible que el volumen de recursos económicos y humanos que absorbe sea enorme en términos cuantitativos, y cualitativos sobre el gasto público total. No obstante, no se puede utilizar la calificación de caro o barato pues estos términos comerciales no caben para hablar de un derecho fundamental.

El Sistema se financia con los impuestos de los ciudadanos. Y es solidario porque las aportaciones dependen de los niveles salariales y de consumo. No aporta lo mismo un peón de albañil que un arquitecto, pero si ambos necesitan una intervención quirúrgica, la respuesta es la misma.

Es evidente que en los últimos 15 o 20 años se han producido desajustes entre las entradas y salidas de esos recursos en forma de pagos o inversiones, motivado por la demanda de más y mejor atención sanitaria, la evolución demográfica; la respuesta a nuevas necesidades... El deslizamiento va en el sentido de crecimiento de la demanda sin que se produzca el incremento paralelo de recursos.

XIGUALMENTEx es poco discutible que el desarrollo del Estado Autonómico con sus vaivenes, arritmias y asimetrías ha creado desequilibrios y disfunciones que deben ser corregidas. 17 mini-sistemas de salud a veces no conectados, deben ser armonizados y unificados. Las 17 tarjetas sanitarias o el calendario de vacunaciones infantiles, constituyen todo un tópico.

Así pues, al coincidir la demanda creciente de prestaciones con la escasez de recursos y las distorsiones autonómicas, es innegable que el Sistema de Salud, tal como lo conocemos y como lo hemos disfrutado, atraviesa serias dificultades. ¿Cómo resolver esas dificultades? ¿Qué respuesta dar? Hasta aquí hemos llegado con lo que es poco o nada discutible.

Una vez reconocido el estado de dificultad , los análisis, conclusiones y propuestas son más que discutibles. Nadie quiere, y desde luego IU rotundamente no, que el sistema se debilite, se cierre o pierda sus señas de identidad.

La característica de la gratuidad debe ser matizada para no caer en falsos debates o medias verdades, ya que en ella se concentra la polémica actual sobre los recortes/copago/repago. La asistencia medico-hospitalaria es gratuita, pero no así la farmacéutica que ahora tiene niveles de pago muy diferentes.

Desde cero euros para los pensionistas del Régimen General, sea cual sea la cuantía de la pensión, pasando por el 30% de mutualistas y jubilados de Muface, Munpal Isfas... hasta el 40% de los trabajadores (aunque estén parados) del Régimen General. Hay más situaciones pero estos datos son suficientes para resaltar que no existe el gratis total salvo para algunos pensionistas. Los datos son poco discutibles.

¿Cómo hacer sostenible el sistema? El debate está en la calle, en las empresas, hospitales, medios de comunicación y como en blanco y negro se visualizan sólo dos posiciones, las dos muy simplistas que responden más a intereses políticos concretos que al deseo objetivo de mejorar la calidad, eficiencia y sostenibilidad. Por mucha presión que haya, IU-Extremadura no se alineará en ninguna de las dos.

El PSOE ahora en la oposición, con todo su entorno político, mediático y social, haciendo gala de una amnesia descarada rechaza estos recortes. El PP con la excusa del colapso del sistema, se empeña en recortar las señas de identidad del mismo haciéndolo menos universal (vía restricciones/exclusiones), menos público (vía externalizaciones y privatizaciones) y menos gratuito (aumentando las aportaciones que ya se hacen).

IU-Extremadura, coherente con su historia, la defensa de lo público y el principio irrenunciable de solidaridad, dice NO a los recortes que debilitan o merman las prestaciones y calidad del servicio sanitario, dice no a todos los recortes, los de antes y los de ahora.

Sin embargo, los trabajadores sanitarios, desde celadores hasta médicos pasando por muchísimos usuarios, reconocen derroches, abusos, desorganización, falta de eficiencia... y nos dicen que es posible y necesario ahorrar, que es necesario aumentar la financiación y que estancarse en la situación actual no garantiza el mantenimiento ni mucho menos la mejora del sistema.

IU comparte esa doble vía de mejorar la gestión y aumentar la financiación, quedando claro que el ahorro no puede hacerse recortando las prestaciones y que el aumento de la financiación no puede ni debe llegar a través del copago/repago que se pretende, sino modificando al alza la aportación vía impuestos y especialmente el IRPF. Es el programa de IU.

Tenemos que defender el Sistema de Salud por el que hemos luchado. No nos gusta el estado en que el PSOE dejó la cuestión y tampoco nos gusta el modelo a donde la quiere llevar el PP. Es nuestra forma de defender el sistema y es poco discutible.